La vacuna contra el coronavirus pudo estar lista antes, pero el mundo se negó a fabricarla
Antes de la COVID-19, el mundo tuvo dos “advertencias” sobre el potencial peligro del coronavirus. La falta de interés y de fondos para seguir investigando hicieron que estas oportunidades para crear una vacuna se desaprovecharan.
La carrera para crear una vacuna contra el coronavirus SARS-Cov-2, virus que causa la COVID-19, ha sido asumida por varios países a nivel mundial. Y es que la enfermedad ha provocado la muerte de más de 100 000 personas en todo el globo.
Sin embargo, esta no es la primera vez que un coronavirus atemoriza a la humanidad. Hubo otras dos veces en que esta familia de virus apareció y logró propagarse por decenas de países. No obstante, nunca se creó una vacuna.
La primera aparición de un coronavirus fue en 2002, en la provincia china de Cantón. Hasta entonces, el patógeno era desconocido, pero se sabía que provocaba graves problemas respiratorios.
Por ello los científicos lo llamaron SARS (síndrome respiratorio agudo severo, en español).
Tras investigaciones, los expertos descubrieron que era una enfermedad producida por un coronavirus y que se había originado en un animal. Este brote se propagó a 29 países e infectó a más 8000 individuos en solo algunos meses, según recoge la BBC. Las muertes sumaron aproximadamente 800 personas.
En Asia, Estados Unidos y Europa, los científicos se alertaron y emprendieron estudios para crear una vacuna que pueda acabar con el letal virus. Sin embargo, muchos de estos proyectos se quedaron listos para ser probados en ensayos, sin tener la oportunidad de hacerlo.
La epidemia de SARS ya había sido controlada y nadie quiso seguir con los estudios.
La segunda llegada del coronavirus fue en 2012. El síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS-Cov) se originó en los camellos y luego pasó a los humanos. Pero como la enfermedad solo afectó prácticamente a esta región del mundo, no se le dio interés por crear una vacuna.
Oportunidades perdidas
De acuerdo con los expertos, esas ocasiones fueron “advertencias” de lo peligroso que podía llegar a ser el coronavirus. Por lo tanto, se pudo haber creado una vacuna para contrarrestar el patógeno, lo cual habría servido para tener una base con la actual COVID-19.
“Tendríamos ya la experiencia de ver dónde surgen problemas con la vacuna y cómo resolverlos. Porque ya vimos cómo se comportó preclínicamente la vacuna del SARS y esperaríamos que la nueva vacuna se comporte relativamente igual”, señala la doctora María Elena Bottazi, codirectora de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Colegio Baylor de Medicina de Houston y codirectora del Centro para desarrollo de vacunas del Hospital Infantil de Texas, en Estados Unidos.
Jason Schwartz, profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale, respalda esta opinión. El especialista asegura que desde el 2002 las autoridades sanitarias debieron empezar una prevención contra el coronavirus.
“Si no hubiéramos abandonado el programa de investigación de vacunas de SARS, hubiéramos tenido listo muchos más fundamentos para trabajar en este nuevo virus que está cercanamente relacionado”, declaró para la revista The Atlantic.
Schwartz enfatiza que, en efecto, el actual coronavirus es causado por el SARS-Cov-2, primo cercano del SARS de 2002.
Proyectos desechados
La doctora Bottazzi, quien asegura que ambos patógenos son 80 % genéticamente similares, fue una de los interesados en anticiparse a futuros brotes. En 2016, su equipo de científicos continuó investigando y consiguió tener una vacuna lista contra un coronavirus.
Lamentablemente, recuerda, les rechazaron invertir en la producción y en las pruebas piloto de la misma. Los institutos sanitarios no estaban interesados en una vacuna clínica contra el SARS de 2002 porque ya había sido contenida.
Susan Weiss, profesora de Microbiología de la Universidad de Pensilvania, señala que esta no fue la única vacuna rechazada. Según detalla a la BBC, los gobiernos y las farmacéuticas perdieron el interés por todos los estudios de los coronavirus incluso pocos meses después de que pasara el brote.
“Además, el SARS afectó principalmente a Asia, con unos casos en Toronto (Canadá), pero no llegó a Europa como este nuevo coronavirus”, agrega.