Identifican tres versiones del coronavirus que mutaron desde su origen en Wuhan
Tras analizar las mutaciones genéticas, científicos británicos descubrieron que la versión original del virus predomina en América y Oceanía. En China prevaleció otro tipo.
Como todo virus, el SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, modifica su material genético para aumentar su resistencia e infectar a nuevos huéspedes. Desde que apareció el brote de la enfermedad en Wuhan (China) y comenzó a propagarse en diversas partes del mundo, aparecieron cepas del coronavirus que se diferenciaron según el área geográfica donde se produjeron los contagios.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, estudiaron la historia genética del coronavirus desde el 24 de diciembre hasta el 4 de marzo e identificaron tres versiones distintas pero relacionadas entre sí.
Analizaron un total de 160 genomas del coronavirus, procedentes de la base de datos GISAID, un proyecto que promueve el intercambio de datos sobre la COVID-19. De esta manera, rastrearon su diversidad genética en el mundo.
Tres tipos del coronavirus
Identificaron la cepa ancestral y la denominaron tipo A. Se trata de aquella que habría saltado a los humanos desde murciélagos y pangolines, y que se halló inicialmente en Wuhan. Sin embargo, esta versión ahora prevalece en América y Oceanía.
La versión predominante en Wuhan fue definida como tipo B y desciende del tipo A, mientras que la nombrada tipo C se derivó del tipo B y se propagó por Europa a través de Singapur, según sus resultados publicados en la revista estadounidense PNAS.
"La raíz del brote no es el tipo B, que se ve en China. La raíz es el tipo A, que se ve en América y Australia", le dijo al Daily Mail el doctor Peter Forster, becario de Cambridge.
Tres variantes del coronavirus según la región geográfica. Fuente: PNAS.
¿Cómo se diversificó el virus?
El tipo A, considerada la “raíz” de la pandemia, tiene dos subconjutos: el alelo T, vinculado con Asia Oriental debido a que se halló en americanos que vivían en Wuhan; y el alelo C, que se diferencia ligeramente debido a que sufrió una serie de mutaciones. Este último se esparció principalmente en los Estados Unidos y Australia.
Forster explicó que el coronavirus, después de mutar del tipo A al B, se "sintió cómodo” en el organismo de las personas en China, por lo que no necesitaba mutar para adaptarse. Pero la situación fue diferente cuando llegó a otras regiones del planeta.
“El tipo B del virus puede no prosperar en anfitriones fuera de Asia Oriental y es posible que haya mutado para sobrevivir en diferentes poblaciones. Actualmente estamos analizando 1.000 genomas más del SARS-CoV-2 para confirmarlo, ya que la tasa de mutación parece aumentar fuera de China”, indicó.
De este modo, surgió el tipo C, la principal versión del virus en Europa. Se halló en los primeros pacientes de Francia, Italia, Suecia e Inglaterra. No se registró rastros de este tipo en la muestra de China continental, pero sí en Singapur, Hong Kong y Corea del Sur.
El estudio concluye que la clasificación realizada podrá usarse para la evaluación de “los resultados clínicos y epidemiológicos de la infección por SARS-CoV-2, el diseño del tratamiento y, finalmente, las vacunas”.