A los seis meses de vida, la pequeña Annie fue diagnosticada con anemia en un hospital de Cajamarca. La noticia generó gran preocupación en María Rosa, su madre, quien buscó ayuda profesional para la niña.
Ella cuenta que cuando en Cuna Más se enteraron de que Annie tenía anemia, comenzó a recibir información sobre qué alimentos ricos en hierro podía darle. “Ahora las actoras comunales están pendientes de mi niña”, afirma.
Seis meses después, Annie logró superar la anemia y ya tiene un peso y talla adecuados para su edad. Sin embargo, esta no es la realidad de muchos niños en el Perú.
En la Amazonía, por ejemplo, la anemia golpea a la infancia. Según la Encuesta Demográfica y de Salud Familia (Endes) 2023 del INEI, la región con mayor índice de anemia en menores de 6 a 35 meses de edad es Puno (con 70.4%); el segundo, tercer y cuarto lugar lo ocupan regiones de la selva como Ucayali con 59,4%, Madre de Dios con 58,3% y Loreto con 58,1%.
“Esto quiere decir que más del 50% de los niños están en esta situación y lamentablemente eso repercute en su desarrollo psicomotor, y eso es una constante en estas regiones no solo por el deficiente consumo de hierro, sino también por la parasitosis que está presente”, señala la nutricionista Jessica Huamán, vocera de la Plataforma de Seguridad Alimentaria.
La anemia es un problema multicausal, siendo uno de ellos la falta de acceso a proteínas y fuentes de hierro, pero también por la falta de acceso a servicios de salud de calidad.
Jessica Huamán explica que si los centros de salud del primer nivel de atención de la selva no están bien implementados con personal y suplementos de hierro, lamentablemente no van a lograr reducir la anemia. Además, sostiene que el acceso a los servicios, al agua segura para consumo humano, es básico para revertir esta situación que afecta a los niños.
“Si es que el niño recibe suplementos ricos en hierro, pero aun así no logra acceder al agua segura, igual va a seguir presentando un cuadro de anemia porque los parásitos consumen o evitan la absorción del hierro”.
Al respecto, la exministra de Desarrollo e Inclusión, Social Ariela Luna, señala que es importante tomar en cuenta que en la selva hay dos mundos: el urbano y el rural. En el urbano las personas van al servicio de salud como en cualquier ciudad, los niños pasan un control de crecimiento y desarrollo, pero en la zona rural hay un problema en la accesibilidad. “Hay comunidades indígenas que demoran días para llegar a los servicios de salud. Y otro factor es que hay un tema de inseguridad alimentaria, pues la selva no produce todos los alimentos”.
Luna plantea que debe haber un cambio en el modelo de atención para la selva rural. “Si yo veo una comunidad indígena que está a tres días, ahí sí tengo que cambiar de modelo, probablemente ir a ver al niño, pero no cuatro veces al año sino tengo que inventar un nuevo servicio que pueda ir y verlo cada mes para que ese niño crezca bien, para que tenga su documento de identidad; hay que pensar una estrategia diferente para la Amazonía rural”.
Y otro factor es el agua potable en casa. “En el Perú es muy baja la proporción de la población que tiene agua (segura), puede haber agua que esté contaminada y que esté produciendo diarrea y contribuyendo con la anemia”, explica la extitular del Midis.
En enero de este año, el Ejecutivo aprobó el Plan Multisectorial para la Prevención y Reducción de la Anemia Materno Infantil periodo 2024-2030 para disminuir la prevalencia de la enfermedad a 37,2% en los niños, con énfasis en menores de 36 meses. Sin embargo, Luna destaca que el problema de la política pública es la implementación.
Explica que en el Estado la plata va a las zonas urbanas, porque es más fácil de llegar, hay más gente, y para que la plata llegue a las zonas amazónicas más alejadas hay que darle a las regiones incentivos económicos.
“Entonces, ahí tiene que trabajarse un sistema de incentivos para que se llegue a esas zonas. Un incentivo monetario a su presupuesto para que las regiones lleven sulfato ferroso a todos los rincones. En 2014, Loreto logró triplicar la cobertura de establecimientos que tenían este suplemento, en un mes”.
Luna explica hay que mirar la anemia desde la gestación, “la mamá no debe ser anémica, hay que convencerla que tome su sulfato de hierro, y cuando nace el bebé es importante el pinzamiento tardío del cordón umbilical (3 minutos) para que pase sangre al bebé, luego cuando el niño cumple los 4 meses hay que darle suplemento de hierro y lactancia materna”.
“Una vez que el niño tiene 4 meses, hay que explicarle a la mamá que el hierro, aunque estriña, es muy útil para el niño, falta información. A partir de los 6 meses hay que incluir el tema de la comida, unas papillas ricas en hierro y tomar su suplemento de hierro, pero al año y medio, cuando empiezan a caminar, hay también parasitosis que produce anemia. Entonces en la selva hay que ver más factores”.
En la selva rural los niveles de anemia son muy altos. Un estudio realizado por Unicef en el 2022 en 41 comunidades rurales de Ucayali con población mayoritaria indígena -asháninka y shipibo-conibo-, halló que el 67,4% de niños de 6 a 35 meses tenía anemia. Es decir, 7 de cada 10 niños padece de este problema de salud.
Para María Elena Ugaz, oficial de Crecimiento y Desarrollo de Unicef, hay varios factores que explican esta cifra: la dieta de los bebés es deficiente en hierro de origen animal, las infecciones parasitarias que producen pérdida de hierro, y los servicios que no responden por la lejanía. Y además el otro tema es la malaria. “En las zonas amazónicas tenemos la malaria que destruye los glóbulos rojos, entonces también puede producir anemia”.
Para reducir estas cifras, Ugaz recomienda dar educación nutricional a las madres, la intervención del Ministerio de Agricultura para disponer de agricultura familiar y mejorar el acceso a los alimentos; acceso al arroz fortificado con hierro y otros micronutrientes; la enseñanza de buenas prácticas de higiene para el lavado de mano con agua y jabón; el control de enfermedades infecciosas y desparasitación; la mejora de los servicios básicos por parte de los Gobiernos regionales y locales; los servicios de salud que ayuden a controlar enfermedades infecciosas e identificar tempranamente a niños con anemia y darles tratamiento.
En tanto, para la exministra del Midis Carolina Trivelli también se requiere una acción integral. “No es responsabilidad solo del Minsa o del Midis o de la municipalidad, acá se requiere una acción integral del aparato público, y lo que funcionó en el Perú y lo que ha venido funcionando para la reducción de la desnutrición crónica infantil es que hay que tener un plan integral, que cada uno sepa lo que le toca hacer y hacerlo con oportunidad y con escala suficiente”.
Sin embargo, apunta que cada sector hace lo que puede, “lo que cree, lo que le alcanza y eso no es suficiente”. Trivelli recuerda que tuvimos éxito en la reducción de la desnutrición crónica en menores de 5 años y que llegó a ser ejemplo mundial (de 28% en el 2008 a 13% en el 2016). Y que esos esfuerzos hay que ponerlos ahora en la lucha contra la anemia que alcanza a nivel nacional al 43,1% de menores de 6 a 35 meses de edad (Endes 2023).
El Plan Multisectorial para la Prevención y Reducción de la Anemia 2024-2030 contempla varios objetivos específicos, entre ellos, por ejemplo, incrementar el acceso al agua potable segura y saneamiento, con énfasis en la población rural, urbano marginal y con alta prevalencia de enfermedades infecciosas e infestaciones parasitarias.
Asimismo, incrementar el acceso a una alimentación saludable con disponibilidad de alimentos, fuente de hierro de origen animal y proteínas de alto valor biológico, priorizando la población materna infantil con vulnerabilidad e inseguridad alimentaria.