Durante muchos años, la compañía peruana, fundada en 1966, fue un símbolo de innovación y éxito en el ámbito del transporte terrestre e internacional. Amplió sus rutas y fue pionera en implementar avances como los primeros autobuses de dos pisos que conectaban Lima con otras capitales de Sudamérica. La empresa llegó a obtener un récord Guinness por sus largas rutas, consolidándose como un líder regional. Sin embargo, un cambio en su dirección trajo problemas administrativos y financieros, afectando su reputación y llevando finalmente a su quiebra.
Expreso Internacional Ormeño no solo fue una empresa de transporte, sino un referente en el sector. Con sus característicos buses azules y blancos, la compañía ganó popularidad en Perú por su capacidad de conectar a los pasajeros con destinos lejanos y de difícil acceso. Su flota no solo cubría rutas nacionales, sino que también ofrecía conexiones internacionales a países como Chile, Argentina, Colombia, Venezuela y Bolivia, logrando una amplia red de servicios que pocos competidores podían igualar en esa época. La visión de Ormeño iba más allá del transporte convencional, buscando abrir caminos para el desarrollo del turismo y la conexión entre países sudamericanos.
A nivel nacional, Ormeño destacaba por su eficiencia y alcance, ofreciendo rutas desde la costa hasta la sierra y selva peruana, lo que la convertía en una opción confiable para los viajeros. Su éxito en el transporte interprovincial e internacional impulsó la fama de la compañía, cuyo nombre rápidamente se asoció con un servicio de calidad y una red de rutas inigualable en el continente.
Joaquín Ormeño Cabrera, fundador de la empresa, fue un pionero del transporte en Perú. Su liderazgo y visión empresarial permitieron que Ormeño se convirtiera en una marca reconocida a nivel regional. En 1977, tuvo la innovadora idea de importar los primeros buses de dos pisos a Perú, una decisión que transformó la experiencia de viaje para miles de personas. Gracias a su empeño, la compañía amplió sus rutas y se convirtió en la primera en ofrecer un trayecto de larga distancia desde Lima hasta Buenos Aires.
Posteriormente, en 1996, la empresa alcanzó un récord Guinness por realizar la ruta más larga recorrida por un autobús de pasajeros, cubriendo 9 mil kilómetros. El trayecto inició su recorrido en Buenos Aires, Argentina y finalizó en Caracas (Venezuela). Durante sus más de 30 años al mando de Ormeño, Joaquín impulsó el crecimiento de la empresa y consolidó su reputación en el mercado. Su retiro en 2010 marcó el inicio de una etapa difícil para la compañía, que pronto enfrentaría una serie de problemas administrativos bajo la gestión de su hijo, desencadenando una serie de problemas que marcarían el declive de Ormeño.
Joaquín Ormeño Cabrera. Foto: Difusión
La quiebra de Ormeño fue resultado de varios factores que, en conjunto, deterioraron su prestigio. Uno de los principales problemas se dio en 2011, cuando la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat) embargó varios de sus bienes, incluyendo inmuebles y buses, debido a deudas tributarias acumuladas. Aunque la empresa logró recuperarse temporalmente, el daño estaba hecho y los usuarios comenzaron a expresar quejas constantes sobre el deterioro del servicio.
Sunat embargó varios de los buses de Ormeño. Foto: Facebook
El mal servicio, sumado a la falta de renovación de su flota, erosionó la imagen de Ormeño ante el público. En contraste, sus competidores invirtieron en vehículos modernos y tecnología de vanguardia, ganándose la preferencia de los pasajeros. Además, diversas denuncias de los trabajadores y una administración ineficaz llevaron a la empresa a una situación insostenible, lo que finalmente desembocó en su salida del mercado.
Uno de los mayores hitos de Ormeño fue la incorporación de buses de dos pisos, importados desde Alemania, que revolucionaron el transporte en Sudamérica. Estos vehículos contaban con innovaciones como neumáticos sin cámara, suspensión neumática independiente y asientos ergonómicos, brindando una experiencia única para los pasajeros. Esta tecnología avanzada, inédita en el Perú de entonces, convirtió a Ormeño en una empresa vanguardista, que ofrecía a sus clientes un servicio de primera calidad.
Además de ser la primera en implementar buses de dos pisos, Ormeño abrió rutas inéditas en Sudamérica, incluyendo el famoso trayecto de Lima a Buenos Aires, que consolidó su presencia en el transporte interregional. La empresa también operó en rutas como Lima a Caracas, cubriendo más de 9,000 kilómetros y logrando un récord Guinness que reconocía su esfuerzo por conectar países en una época donde el transporte internacional era limitado.