Durante más de tres décadas, un edificio abandonado ha dominado la esquina de las avenidas Tacna y Emancipación, en pleno Centro de Lima. Esta estructura, inicialmente concebida como un complejo de oficinas y departamentos de 18 pisos, exhibe actualmente un marcado deterioro, reflejo evidente del paso del tiempo.
Esta historia, envuelta en polémica por su notable deterioro, ha dejado a más de un habitante preguntándose sobre lo sucedido con esta obra de construcción. A continuación, relataremos los hechos y viajaremos en el tiempo para conocer su historia.
Desde 1982, la empresa inmobiliaria Oropeza inició las obras, que hasta el día de hoy no han concluido. Foto: Limatopías
A principios de la década de 1980, la inmobiliaria Oropeza inició la construcción de este imponente edificio. En medio de la crisis que atravesaba el país, marcada por el terrorismo y una hiperinflación descontrolada, el sector de la construcción se vio abrumado por la falta de recursos para completar el proyecto. Esto llevó a la empresa a solicitar un préstamo del antiguo Banco Central Hipotecario, una entidad financiera colombiana que cerró en 2001.
Un representante, Fernando Poncer Salomón, presentó una demanda a nombre de la financiera e inició un juicio por garantía hipotecaria y quiebra, exigiendo además un pago por daños y perjuicios. No obstante, durante el proceso legal, este individuo, quien había interpuesto la denuncia con la intención de quedarse con el edificio, no figuraba en el RENIEC como ciudadano peruano.
A pesar de los intentos de apoderarse del inmueble, la solicitud fue rechazada, ya que las declaraciones de que los deudores habían recibido la totalidad del préstamo resultaron falsas.
En 1986, en el primer año de gobierno de Alan García, el expresidente peruano emitió un Decreto Supremo para transferir la propiedad al Ministerio del Interior, aunque los propietarios no dejaron de luchar y apelaron. En 1996, el Tribunal Constitucional les dio la razón y ordenó investigar a los funcionarios involucrados.
El entonces líder del país hizo una sorprendente declaración al pasar por la calle: calificó el edificio como “una bofetada a la pobreza”, según relata Jesús Linares Cornejo, dueño de la inmobiliaria Oropeza.
A raíz de todos estos sucesos, comenzó una larga batalla legal que transcurrió en el Tribunal Constitucional, Poder Judicial y, finalmente, a la Comisión de Justicia del Congreso.
Esta estructura, que en su momento generó gran expectativa en el país, terminó en el olvido y quedó a merced de la delincuencia y de personas en situación de consumo de drogas. No obstante, durante la gestión del alcalde Alberto Andrade, se implementaron medidas para impedir el ingreso de extraños. Entre las diversas historias que se cuentan sobre su estado actual, testigos relatan que los pisos están cubiertos de bolsas y desechos acumulados con el tiempo. Los grafitis decoran las paredes, añadiendo un toque de arte urbano a este sombrío panorama.
Cansado de los abusos, Jesús Linares Cornejo, propietario de la inmobiliaria Oropeza, presentó un documento ante la Comisión de Justicia del Congreso. En su exposición, afirmó que sus derechos habían sido vulnerados durante años y solicitó una indemnización de 200 millones de dólares.
En una entrevista con César Hildebrant en 2004, el funcionario manifestó su enojo contra el exjefe de Estado: "Al día siguiente de que el señor Alan García nos asaltó y expulsó del edificio, convocamos una conferencia de prensa y demostramos con documentos que el inmueble estaba en litigio y que era nuestra propiedad, por ende, ajeno a terceros. En lugar de llegar a un acuerdo, me persiguieron y me han abierto procesos por desacato", declaró Linares.
Han transcurrido más de 30 años y, hasta el momento, no se ha logrado terminar de construir el edificio, que sigue a la espera de una resolución sobre su futuro. El caso permanece abierto y, hasta la fecha, no se ha resuelto; Linares está preparando su presentación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
Edificio abandona en la avenida Tacna. Foto: Difusión
La avenida Tacna, una de las principales vías de Lima, Perú, se extiende de norte a sur a lo largo de siete cuadras, comenzando en el puente Santa Rosa que atraviesa el río Rímac.
En Lima, existen varios edificios que han sido abandonados o permanecen en desuso, algunos de los cuales tienen un alto valor arquitectónico o histórico. Estos son algunos de los más conocidos: