Hace cuatro décadas, en un distrito de Lima conocido por su alta densidad poblacional en lugar de sus áreas verdes, se inició un proyecto pionero. Ester Rodríguez Huamán, con una visión de futuro y un firme compromiso con la naturaleza, decidió plantar más de cien especies de plantas y árboles amazónicos en San Juan de Lurigancho. Esta acción dio lugar a la transformación de la zona en una exuberante 'selva escondida', generando un entorno único y vibrante en medio de la urbe.
Ester Rodríguez Huamán se destaca como una auténtica guardiana del medio ambiente. Desde que decidió plantar los primeros árboles frutales en la década de los ochenta, ha dedicado su vida al cuidado y desarrollo de este oasis urbano. Gracias a su esfuerzo, el área ha crecido con el tiempo, incorporando una amplia variedad de plantas y árboles propios de la región amazónica.
Además, ha implementado prácticas de cultivo sostenible que no solo protegen el entorno local, sino que también educan a la comunidad sobre la importancia de la sostenibilidad y la conservación.
La flora incluye desde árboles frutales como la palta y el limonero hasta especies exóticas como el cacao y la guanábana. Estas plantas no solo son fundamentales para mantener la calidad del suelo y del aire, sino que también proporcionan alimento y refugio para numerosas especies animales.
Entre la fauna local se encuentran animales adaptados al ecosistema semiurbano, como tortugas, varios tipos de patos, conejos y una rica avifauna. Además, se ha creado un estanque natural que funciona como hábitat para peces, generando un ciclo ecológico completo y autosostenible.
El lugar también cuenta con un mirador panorámico desde el cual se puede admirar el paisaje de San Juan de Lurigancho. También, ofrece una variada selección de platos inspirados en la gastronomía amazónica del Perú, como trucha frita, patacones, tacacho con cecina, juanes y ají de camu camu, entre otras especialidades.
Este lugar tiene una extensión aproximada de 4.000 metros cuadrados. Foto: captura/Latina
El acceso a esta joya de biodiversidad tiene un costo de solo S/6 por persona. Este precio asequible permite que familias enteras disfruten y aprendan en este entorno natural. Los fondos recaudados se reinvierten en el mantenimiento y la mejora continua, lo que garantiza que la selva escondida siga ofreciendo sus servicios educativos y recreativos a los visitantes de todas partes.
La selva escondida está ubicada en la Hacienda Turística de San Juan de Lurigancho, a la altura de la cuadra 8 de la avenida Santa Rosa, en el cruce con la avenida Bambúes, al lado del reservorio de Sedapal. Asimismo, se puede llegar fácilmente en transporte público, lo que convierte a este lugar en un destino ideal para disfrutar de un día de exploración y aprendizaje en un entorno natural y tranquilo.
Selva escondida de San Juan de Lurigancho. Foto: Difusión
Según los datos proporcionados en su página web, esta maravilla natural está abierta al público todo el año, ofreciendo la oportunidad de visitarla en cualquier época. Sin embargo, los visitantes deben tener en cuenta que las condiciones climáticas pueden variar significativamente a lo largo del año.
La web oficial de San Juan de Lurigancho, señaló seis lugares que son muy conocidas por los habitantes de dicho distrito y que son parte de su patrimonio.