Emilia, una mujer nacida en La Oroya pero que actualmente vive en Huancayo, es un claro ejemplo de lo lejos que se puede llegar solo por el amor a los animales. Antes de dedicarse a ser animalista, trabajaba y solo veía por ella; no obstante, tras rescatar a los primeros canes, no pudo parar y hoy en día es la fundadora de Emilia Rescata Huancayo, un albergue con más de 200 perros, los cuales estaban en estado de abandono y hasta habían sufrido maltrato animal.
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Conoce la inspiradora historia de Emilia, una animalista que se dedica a velar por el cuidado de cientos de perros sin ningún tipo de lucro.
Según contó Emilia para el diario La República, ella empezó sola a rescatar algunos perros, pero, sin darse cuenta, poco a poco fueron aumentando debido al alto índice de abandono de animales.
"Yo empecé a rescatar por mis propios medios. Al principio tenía siete perritos que se quedaron conmigo en la pandemia y sin darme cuenta ya tenía 30 perros. He invertido bastante. Todo mi tiempo de servicio, mi tiempo de vacaciones, y, bueno, una parte de mi sueldo (…). He rescatado muchos perros. En Huancayo soy muy conocida por esta situación, y para darme cuenta ya no estaba con 50 ni con 60, estaba con más de 200 perros", comentó.
En 2018 empezó esta humanitaria labor, y con el paso del tiempo cada vez rescató más animales hasta llegar a más de 200 en total.
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"Yo he dejado mi vida mi vida, era secretaria de profesión, trabajaba en el Gobierno regional. He trabajado en instituciones grandes, pero cuando tú te metes este mundo te quedas sin nada. Era una compradora compulsiva, me he vuelto una mujer humilde. Yo amo a mis animales", sentenció.
El albergue de Emilia tiene perros de toda raza y condición. Foto: cortesía de Emilia Rescata Huancayo
A lo largo de su trabajo como rescatista, Emilia ha visto todo tipo de casos de maltrato animal y, sin importar en la condición en que esté el perro, ella se los lleva para cuidarlos.
"Algunos están enfermitos, quizás ya con alguna enfermedad terminal, y algunos completamente sanos. Depende de cómo lo he encontrado en la calle, perros atropellados, tengo perros ancianos que ya nadie los quiere, perros quemados, perros con cáncer, también tengo perros violados", informó.
Emilia y los perritos que rescata. Foto: Facebook
El caso más fuerte que vio es de un perro que no tenía ojos, y que, según Emilia, no los habría perdido en una pelea, sino que alguien lo habría causado. "El último caso ha sido fuerte. Se trataba de un perro al que le han sacado los ojos. Yo lo saqué de un pueblo. Entonces lo encontré con 3 kilos, de una manera muy vil. De frente sacado los ojos. Yo rescato perritos, y cuando rescato un perrito sé que ha estado en una gresca o le ha pasado algo, por lo que tiene un ojito saltando. A este parecía que le habían sacado los ojos con algo punzante", señaló.
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Emilia durante su labor como rescatista. Foto: cortesía de Emilia Rescata Huancayo
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Para solventar los gastos de su albergue Emilia Rescata Huancayo, la animalista reveló que trabaja a diario para cubrir las necesidades básicas de los perritos rescatados, así como sus consultas médicas.
"Salgo a trabajar, yo tengo cinco personas que trabajan para el albergue, no tengo voluntarios porque se tiene que delegar funciones, tengo perros que son muy delicados. Salgo a las calles a trabajar, vendo mis cheesecakes casi todos los días, me paro cinco, seis horas en la calle a vender. También pido donaciones, hay gente caritativa que me ayuda (…). Vendo algunas cositas que me regalan, que me donan. O sea, prácticamente, mi trabajo es de ambulante", declaró.
Emilia y uno de los perros que están bajo su ciudado. Foto: captura de YouTube
Emilia no solo trabaja para correr con los gastos de sus animales, ella misma también los atiende debido a que muchos se encuentran delicados de salud.
"Hay perros que que no comen la sopa que yo les doy; yo les tengo que dar necesariamente carnes sí o sí. Yo semanalmente compro patés, compro ciertas croquetas, tengo que comprar medicamentos en la veterinaria y gasto más de 1.500 soles solamente para mi albergue", precisó.
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Emilia vendiendo cheescakes y otros implementos para solventar los gastos de los perros rescatados. Foto: cortesía de Emilia Rescata Huancayo
Desde mayo, el dueño del terreno del albergue de Emilia le ha pedido que se vaya debido a las quejas de los vecinos. "La gente de alrededor, pues, se molesta por la bulla, se fastidia, no es una zona urbana, pero ya se está poblando (…). Entonces, eso hace de que la gente ya me tenga de alguna manera cierta cólera", detalló.
A pesar de que la alberguista invirtió en el terreno para que sus animales pudieran vivir, el dueño le puso un ultimátum hasta octubre, por lo que próximamente buscará un terreno propio.
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"Lastimosamente, no tenía a dónde irme. Unos amigos me dijeron: 'Vente acá, hay un terreno'. Entonces yo me fui e invertí en ese terreno. Yo he habilitado la luz, el desagüe, el agua todo (…). Yo estoy buscando un terreno propio. Ya me han dicho que me van a prestar un terreno, pero no deseo ningún terreno prestado. Yo he invertido todos los ahorros de mi vida en ese terreno. Entonces, si yo construyo algo, va a ser para siempre", comentó.
Finalmente, Emilia enfatizó que no dejará su labor pese a todos los problemas que pueda enfrentar.
"Somos pasajeros, nosotros nunca nos vamos a ir sin nada. No tengo ninguna ambición. Si más adelante se logra comprar un terreno y yo ya no esté, se va a quedar como un cementerio para los perritos", sentenció.
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Según un informe realizado por la organización Voz Animal en el Perú, existen 6 millones de perros abandonados y 4 millones tan solo en Lima, además de aproximadamente 80 albergues independientes.
Frente al abandono de sus dueños, el perro puede entrar en depresión, sentir estrés y angustia, lo que se traduce en dejar de comer o perder energía. "Hay estudios a nivel de neurociencia y de etología de comportamiento, que revelan que cuando los animales tienen ese tipo de emociones se activan las mismas zonas del cerebro que se activan en los humanos", expresa la etóloga Alaguna Cruz.
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Según establece el Art.206 - A del Código Penal, las personas que cometan actos de crueldad y abandono contra animales domésticos o silvestres podrían enfrentar hasta tres años de pena privativa de la libertad.
Maltrato animal. Foto: Andina
De los lugares mencionados, la multa más alta se aplicó en Miraflores. A José Jesús Obregón Nicolás, la municipalidad le impuso una sanción de S/4.950, equivalente a una Unidad Impositiva Tributaria (UIT), por intentar abandonar a un gatito en el parque Kennedy. La Subgerencia de Fiscalización de Miraflores, en colaboración con la Policía Nacional del Perú (PNP), intervino y sancionó a este ciudadano, catalogando la infracción como 'muy grave'.
En cuanto a las otras municipalidades, las multas no superan una UIT, oscilando entre S/742,50 y menos de S/2.500. Estas sanciones se aplican por diversas infracciones, como mantener a perritos en condiciones insalubres, cometer agresiones físicas o abandonar a los animales.