Cuando se encontraban en labores de reclutamiento de informantes, tres efectivos de inteligencia de la Base Contrasubversiva de Mazángaro fueron sorprendidos y detenidos por residentes del Centro Poblado de Nueva Libertad, ubicado en el distrito del Vizcatán del Ene (Satipo, Junín), en el corazón del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
El capitán EP Héctor Valenzuela Ávila y los suboficiales Luis Mercado Palacios y Regner Oteo Sotomayor ingresaron en Nueva Libertad con la misión de captar fuentes humanas con conocimiento sobre las actividades del grupo narcoterrorista Militarizado Partido Comunista del Perú (MPCP), cuyos elementos pululan por esa zona de producción de hoja de coca destinada al narcotráfico.
Los tres efectivos se habían desplazado desde su base de Mazángaro, a unos 50 minutos de Nueva Libertad, adonde ingresaron a las cinco de la mañana del lunes 21 de agosto.Entonces, algunos pobladores los identificaron como militares y de inmediato les pasaron la voz a los integrantes del Comité de Autodefensa de la localidad para que los intervinieran.
Detenidos. Cap. Héctor Valenzuela, suboficiales Luis Mercado Palacios y Regner Oteo Sotomayor. Foto: composiciónLR
Al verse acorralados por decenas de moradores de Nueva Libertad, uno de los efectivos militares activó de inmediato un “spot”, un mecanismo o marcador electrónico que utilizan las patrullas para que su puesto de comando los tenga ubicados y siga sus desplazamientos. Eso es lo que al final ayudó a salvarlos.
Los elementos del Comité de Autodefensa detuvieron a los militares y los encerraron en la casa comunal de Nueva Libertad. A medida que pasaban las horas, los dirigentes y residentes de otras comunidades se aglomeraron para exigir que se identificaran o de lo contrario iban a ser quemados vivos.
Incluso, en un primer momento, los habitantes confundieron a los militares con delincuentes dedicados al “arranche” (robo) de cargamentos de droga.
Cinco horas después, el jefe del Comando Especial Vraem (CEVRAEM), general EP Miguel Gonzales Bojórquez solicitó apoyo a la Policía Nacional para rescatar a los tres miembros del Ejército porque sus vidas estaban en peligro. Los residentes del Centro Poblado no querían dialogar que los militares.
Cuando llegó la patrulla policial junto con el fiscal antidrogas de Mazamari, Luis Calsín Canaza, la población aceptó la instalación de una mesa de diálogo. Solo así se bajó la tensión.
Los residentes de Nueva Libertad querían escarmentar a los militares porque en diferentes ocasiones les habían reclamado para que cesaran de bombardear en la zona, lo que causó la muerte de civiles.
Sin embargo, también es cierto que lo habitantes de la zona se dedican al cultivo de hoja de coca, cuya producción venden a los narcotraficantes. Los integrantes del MPCP apoyan las actividades criminales de los narcos en Vraem.
Acompañaron al fiscal Luis Calsín, efectivos del Frente Policial Vraem, al mando del coronel PNP Pedro Solórzano Niño, y una patrulla militar del CEVRAEM. El grupo de policías y militares se trasladó en un helicóptero Mi-171Sh del Ejército.
Alrededor de la una de la tarde, los primeros en ingresar a Nueva Libertad fueron el fiscal Luis Calsín acompañado de los efectivos policiales, mientras que los efectivos de la patrulla militar se ubicaron en los alrededores ante un eventual ataque narcoterrorista.
Mientras se desarrollaban las negociaciones, decenas de habitantes de otras comunidades, entre ellos muchas mujeres con sus hijos, llegaron a Nueva Libertad para sumarse a la protesta y exigir al representante del Ministerio Público el cese de operaciones militares. Los dirigentes manifestaron su hostilidad a los militares porque habían sido víctimas de abusos por parte de estos, según manifestaron. No querían dejar en libertad a los tres militares retenidos contra su voluntad hasta que recibieran la garantía de no repetir los excesos.
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La viuda del dirigente Abdon Zárate Carrasco acusó a los militares de haber asesinado a balazos a su esposo cuando se dirigía con su vehículo con destino a su chacra. El homicidio se registró el 15 de agosto de este año.
Ante la negativa de la población por liberar a los tres militares, el coronel Pedro Solórzano dio un ultimátum a los dirigentes, caso contrario, iban a emplear la fuerza. Los militares temían que los residentes exaltados mataran a los tres secuestrados.
Sin embargo, luego de más de 12 tensas horas, finalmente el capitán EP Héctor Valenzuela y los suboficiales Mercado y Oteo fueron entregados a las autoridades luego de firmar un acta de compromiso para no abusar de los residentes de la zona. Los militares fueron trasladados a la base del CEVRAEM, en Pichari (La Convención, Cusco). Los dirigentes comunales advirtieron que si los militares incumplían con el acuerdo, tomarían otras medidas.
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Los residentes de Nueva Libertad estaban enardecidos porque una semana antes, miembros de una patrullar militar asesinaron al dirigente comunal de la vecina Nueva Esperanza, Abdón Zárate Carrasco.
La viuda Janet Sánchez informó que confundieron a su cónyuge con un narcotraficante. Indicó que el fallecido se dedicaba a la agricultura y que era conocido en la zona por sus actividades a favor de las comunidades. Ha presentado denuncia contra las autoridades militares por la muerte de su esposo.