De acuerdo con las características orográficas de Lima y la densidad demográfica de la megalópolis, la falta de lluvias en las zonas altoandinas y el derretimiento de los glaciares podrían generar una futura escasez de agua tanto para el consumo humano como para los sistemas de riego.
La Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) advirtió que, de no tomar medidas ante la inminente ausencia de lluvias, podría generarse una crisis hídrica, pues la ciudad supera los 10 millones de habitantes. En tanto, algunos distritos se verían más afectados que otros.
Sunass elaboró un mapa en el que detalla los distritos que son más vulnerables ante una crisis del líquido vital, puesto que poseen menos cantidad de horas de servicio de agua potable en la actualidad. Entre ellos se encuentran Ventanilla y Ancón. Estos, además de enfrentar un desastre ambiental como el derrame de petróleo causado por la empresa española Repsol el pasado 15 de enero del 2022, tampoco tendrían acceso a abastecerse de agua de mar desalinizada a corto y mediano plazo.
El representante de la Asociación Latinoamericana de Desalinizadoras y Reúso de Aguas (Aladyr), Miguel Ubillús, explica que no es posible combatir la escasez de agua en los distritos al norte de Lima a través de la desalinización del agua marítima. El vertimiento de crudo en el mar impide que el agua pueda ser procesada y convertida en potable, como sí se realiza, de manera normal, en los distritos del sur limeño como Punta Hermosa, San Bartolo, Santa María del Mar y Punta Negra, a través del proyecto Provisur.
El ingeniero químico contó, mediante su experiencia, que cuando se intentó implementar una planta desalinizadora en las playas cerca de la refinería La Pampilla en Ventanilla y en Ancón, no se contaba con un pretratamiento de aguas mediante la técnica de ‘aire disuelto’. Se trata del sistema DAF que consiste en la ‘flotación por aire disuelto’, el cual sirve para aislar y disminuir los aceites contenidos en la gran cantidad de hidrocarburos presentes en el agua antes de que esta sea transportada a las desaladoras.
Ancón. Reni del Águila vive sin agua en el AAHH San Valentín. Foto: Omar Coca/La República
Al no contar con este mecanismo, los aceites provocaron la obstrucción de los sistemas de las plantas desalinizadoras y afectaron parte de la maquinaria, que, en consecuencia, generó gastos económicos considerables en la reparación de esta. Por ello, el especialista sugiere tener instalado el sistema DAF en Ancón, Ventanilla y demás distritos cuyo mar haya sido contaminado con hidrocarburos para que la cantidad de aceites y grasas sea mucho menor cuando comience el proceso de desalinización.
El método DAF se emplea en eventos comunes como crecimientos de algas y la abundancia anormal de las mismas conocida como marea roja, pues es material orgánico. Pero no puede afrontar eventos no controlados como el derrame de petróleo, sobre todo si no existe un plan de emergencia como lo sucedido hace más de un año.
Ventanilla. Malú Maza, del AAHH Puerto Pachacútec. Foto: Omar Coca/La República
Sin embargo, podría verse como una alternativa, pero la realidad es que ninguna de las plantas en estos y cerca de estos distritos cuentan con dicho sistema. Por ello, el ingeniero sugiere que en las playas afectadas por petróleo se implementa en la técnica DAF como un plan de emergencia, aseguró.
En tal caso, de acuerdo con el procedimiento de desalinización se tendría que cambiar de ubicación la línea de captación de agua de mar y emplear un proceso de desinfección. De esta manera, una vez realizado el tratamiento con hidrocarburos, o denominado pretratamiento, recién se puede someter el líquido al proceso regular de desalinización.
“Al igual que la (afectación) a la zona de los pescadores, las plantas desalinizadoras que estaban cerca también sufrieron y colapsaron”, dijo Ubillús a La República.
El ingeniero añadió que los eventos fortuitos como este desastre ambiental no afectan solo a los ciudadanos y gremios, sino que también perjudican el abastecimiento de agua a las poblaciones más vulnerables.
Implementación. Por su tamaño, Ancón es el único distrito en el que se podría instalar una planta desalinizadora. Foto: Omar Coca/La República
El vocero de Aladyr recalcó que, si bien existen plantas desaladoras en el norte de la capital, estas solo servirán para el consumo en pequeñas residenciales, mas no para todo un distrito. Es decir, entre 30 y 60 viviendas serían beneficiadas con este servicio debido a que son las empresas privadas las que realizan la implementación en la zona porque no hay propuesta del sector estatal a través del Estado peruano.
Carencia. En Lima existen distritos que tienen menos de nueve horas de agua al día. Foto: Omar Coca/La República
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El proyecto Provisur, en el sur de Lima, que beneficia a más de 100.000 ciudadanos, podría replicarse en los distritos del norte. Sin embargo, entre ambos extremos de la capital no variaría el costo del servicio de agua potable desalinizada porque la tarifa es única e impuesta a escala mundial. La única alternativa para que el costo sea menor, teniendo en cuenta el nivel socioeconómico del norte y del sur, consistiría en el tamaño de la planta de desalinización. A más grande, mayor capacidad de producción y, por tanto, una reducción de costo en la operación.
Ubillús resaltó que la reducción de costos significaría también el registro de incidentes en el proceso como por ejemplo la falta de mantenimiento o la no aplicación de productos adecuados, los cuales causan fallas en las plantas.
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Aunque Repsol anunció que, según el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), las 25 playas que fueron afectadas por el derrame del 2022 se encuentran en un ‘estado saludable’, el organismo fiscalizador emitió un comunicado en el que niega dicha afirmación. OEFA sostiene que 19 de las 25 playas afectadas aún presentan restos de hidrocarburos, así lo reveló un análisis realizado entre los meses de mayo y junio del presente año.
Es así que las playas cuya agua de mar no supera los estándares de calidad ambiental en Ancón y Ventanilla son Miramar y el Terminal Multiboyas 2 de la refinería La Pampilla. En tanto, OEFA recalcó que vienen realizando talleres informativos dirigidos a los ciudadanos, autoridades locales y gremios que habitan en las zonas afectadas.
Si las lluvias vuelven a caer sobre los reservorios que abastecen a Lima, no habrá escasez de agua. Sin embargo, esa es solo la solución para quienes siempre cuentan con agua y no para quienes siguen luchando por acceder a un servicio básico que se les ha negado por años.
La Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal ) y la Autoridad Nacional del Agua (ANA)informaron a La República que han trabajado en conjunto para idear estrategias que ayudarían a reducir los perjuicios a las poblaciones más vulnerables ante una posible escasez de agua en Lima.
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El director de la dirección de usuarios de la Sunass, José Patiño, detalló que el plan de contingencia consiste en reducir la presión de agua en los distritos con el consumo más elevado del recurso hídrico (San Isidro, Miraflores, La Molina, San Borja y Surco) e incluso se analiza posibles cortes del servicio.
El funcionario agregó que la Sunass le solicitó al Sedapal que no se corte el servicio de agua potable en las zonas sin el recurso natural por más de 9 horas al día. La entidad estima que son cerca de 500.000 ciudadanos que carecen del elemento acuífero.
El ingeniero Ubillús explicó que una familia gasta en promedio S/50 por el servicio de Sedapal, mientras que los distritos que cuentan con agua desalinizada (San Bartolo, Punta Negra, Santa María del Mar y Punta Hermosa) suelen pagar S/160.
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Los cientos de miles de pobladores de Ventanilla y Ancón dependen de los camiones cisterna pese a que están ubicados frente al océano Pacífico.