Mientras asciende a cerros montañosos serpenteando andenes, Abel López Andrade confiesa un secreto. Revela que escapó de la muerte cuando el COVID-19 comenzó a apagar la vida de decenas de puneños. Dice que en un primer momento se mantuvo encerrado en su casa. Al igual que cientos de personas, en su caso, después de 25 años, en 2020, decidió volver a su natal Cuyocuyo, un distrito de la provincia de Sandia, al norte de la ciudad de Puno.
Han pasado tres años desde que abandonó la ciudad de Puno, y con ironía ahora dice que está más cerca al cielo y no pretende regresar. La razón de su determinación se debe a que se ha propuesto impulsar turísticamente su pueblo y está junto a su progenitora.
Cuyocuyo, tiene cerros rocosos de hasta 800 metros de altura. En medio de enormes farallones logró montar un sistema de tirolina profesional de dos etapas de casi un kilómetro a una altura de 200 metros. El descenso permite ver en toda su magnitud los espectaculares sistemas de andenes en donde se produce papa nativa. Ha montado además descenso en rapel y caminatas en cuatrimotos.
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Todo un emprendimiento turístico de aventura a 3.450 metros sobre el nivel del mar. Debido a su iniciativa, esta localidad, a la cabeza de sus autoridades, se han propuesto impulsar políticas turísticas.
“Después de la pandemia, he decidido que acá me quedaré hasta mis últimos días”, asegura.
Su iniciativa es toda una alternativa a los baños termales que caracterizan a esta localidad, el cual ha dado vida a otros pequeños emprendimientos locales como hoteles, restaurantes, casa de alojamiento, entre otros. El rubro turístico va creciendo de a pocos.
Abel López es antropólogo y guía de turistas y desde hace un tiempo visita las cumbres más altas de su pueblo con el objetivo de investigar vestigios de los primeros hombres que habitaron su pueblo.
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López explica que Cuyocuyo fue habitado por los Kallawaya, que antes de ser incorporados por los Incas a su organización estatal, constituían un señorío independiente, asentado entre la Amazonía puneña y la zona de cordillera. Sostiene que el término Kallawaya, proviene del aymará Qolla, que quiere decir medicina, y del quechua Kallawaya, que se refiere a que lleva medicina en hombros, y también del idioma puquina Kalli´wayai que significa aspirante a sacerdote o iniciado.
“Esa sería la razón por la cual acá se encuentran hierbas medicinales para todo tipo de males y los habitantes de mayor edad conocen bien el nombre de cada hierba", cuenta.
Mientras continúa su ascenso, dice que no parará hasta que Cuyocuyo sea el destino turístico entre la selva puneña y la cordillera oriental.