- Ya ni los escolares se salvan.
Una madre se muestra indignada en la puerta del colegio David Ausubel, en la urbanización Las Flores. “Los delincuentes ya no tienen escrúpulos, pareciera que no tuvieran hijos”, dice. A su costado, un policía de la comisaría La Huayrona la escucha. No puede desmentirla. En su patrullaje a pie, el agente ha ido notando cómo en estos últimos meses, desde que volvieron las clases presenciales, se han incrementado los robos a los estudiantes de ese sector de San Juan de Lurigancho (SJL). “Antes se reportaba un caso a la semana, ahora se ha triplicado”, responde metros más allá sin dar su nombre para evitar castigos. La última víctima que atendió, recuerda, fue una alumna de 16 años de ese plantel. A ella la atacaron con un cuchillo dos delincuentes que querían su celular. No llegaron lejos porque los capturaron, pero la menor pudo haber salido herida. “Estamos haciendo todo lo posible, siempre lo hacemos”, dice.
Son las 10 a.m. en la urbanización San Hilarión, otra zona de SJL, el distrito más poblado de Lima, con más de un millón 117.000 habitantes. Allí, la señora Justina Palacios reniega. Hace unos días, un ladrón bajó de un mototaxi y con pistola en mano le robó el celular y la billetera a su hijo de 24 años cuando salía a trabajar. “Es la segunda vez que ocurre en menos de un año”, dice mientras camina desconfiada hacia el mercado.
Ella siente que las cosas no han mejorado con el estado de emergencia en Lima que decretó el presidente Pedro Castillo. “No he visto a ningún militar por acá”, dice. Al contrario, ve más vecinos asaltados. Y no exagera. Según cifras del INEI, recopiladas por el Comité Distrital de Seguridad Ciudadana (Codisec) de SJL, el año pasado, el 29,1% de ciudadanos mayores de 15 años fueron víctimas de un hecho delictivo; es decir, casi la tercera parte de la población de San Juan de Lurigancho sufrió el robo de su celular, cartera, dinero; así como de su vehículo o negocio, incluidos los secuestros y extorsiones.
Desprotegidos. Las protestas han cesado debido a las amenazas y ataques a los vecinos. Foto: John Reyes / La República
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Esta situación ha ocasionado que los vecinos de Las Flores tengan que vivir en un barrio enrejado. Y, pese a esta medida, los robos siguen, dice María Hurtado.
Las estadísticas del informe anual de seguridad ciudadana del Instituto de Defensa Legal (IDL) señalan que en el 2021 se denunciaron 12.697 delitos en San Juan de Lurigancho. Las zonas “rojas” son Las Flores, San Hilarión, Zárate, Los Jazmines, Chacarilla de Otero y Ganímedes, las cuales están bajo la jurisdicción de las comisarías de La Huayrona y Santa Elízabeth. Allí los robos, la prostitución y la venta de drogas están presentes por la presencia de bares, discotecas y centros comerciales.
“Antes salíamos con nuestros carteles a protestar por la prostitución, pero tras el atentado que sufrió un vecino, nadie sale”, responde el señor Agustín en el cruce de Los Zafiros y Los Jardines Este, por donde se expanden hostales y bares. “Por más que los clausuren con bloques de cemento, siguen funcionando a vista y paciencia de los serenos y policías”, agrega su vecino que prefiere no identificarse.
Actualmente, según fuentes de la Dirección de Investigación Criminal de la PNP, tres bandas extranjeras, como ‘El Tren de Aragua’, ‘Los Gatilleros de la Guaira’ y ‘La Dinastía Alayón’, están ingresando a los distritos de Lima, como SJL, con el fin de apoderarse de los puntos de venta de droga, del negocio de la prostitución y extorsión, además de perseguir a sus rivales.
Solo entre enero y julio se han reportado en SJL más de 20 crímenes por encargo. Pero esta cifra podría llegar a 40 en poco tiempo. En lo que va de este mes, sicarios en moto han asesinado a balazos al empresario Cristopher Ávalos cuando manejaba su miniván en el asentamiento humano Los Sauces y a Miguel Sarmiento cuando estaba en el restaurante de su hermana en el paradero 3 de Huáscar. Las tres últimas víctimas, Víctor Luna, Daniel Heredia y Geraldine Linares, fueron acribillados dentro de un taxi en la urb. Canto Sol.
“Este último caso se trataría de un ajuste de cuentas”, dice el jefe de la División Policial (Divpol) Este 1, el coronel Charles Infante, quien afirma que vienen enfrentando a la delincuencia común y al crimen organizado en SJL. Preocupado, el oficial revela que en lo que va del año se ha intervenido a más de 160 menores que se dedicaban al ‘cogoteo’ y ‘raqueteo’ (robo con arma) en los exteriores de centros comerciales. Arranchaban celulares y asaltaban farmacias y tiendas tras ser captados por bandas criminales que los usaban también para la microcomercialización de drogas. ‘Los Cachorros de los Héroes del Cenepa’ eran algunos de ellos. Cayeron en la avenida Próceres de la Independencia.
“Del 1 al 21 de setiembre hemos desarticulado 23 bandas criminales, detenido a 399 personas e incautado 515 celulares y 9 armas de fuego”, señala Infante. En un último megaoperativo, añade, este mes se confiscaron 728 celulares de dudosa procedencia en el mercado ‘La Cachina del 12′. “Se está trabajando contra la delincuencia”, dice. Esto a pesar de que San Juan de Lurigancho tiene solo 1.800 policías; es decir, un efectivo por cada 635 habitantes, cuando los estándares internacionales recomiendan que haya uno por cada 250. Hoy, aún no se implementa la anunciada brigada especial contra la criminalidad en SJL.
Composición: La República
El alcalde Álex Gonzales ha justificado que durante su gestión tuvo que enfrentar un gran aniego, el Covid-19 y la migración con malos elementos. A tres meses para que culmine su mandato, señala que ha aumentado el número de motos y camionetas para los serenos. Ahora promete entregar “la central de videovigilancia más grande de Lima este”. Sin embargo, solo ha ejecutado el 51% del presupuesto destinado a seguridad ciudadana. Los vecinos de Las Flores y San Hilarión ya no le creen y aguardan por su sucesor. En tanto, piden que el Gobierno y el Congreso dejen de pelearse. “Solo espero que ya no cambien de ministro del Interior. Ya van ocho en un año, es terrible”, dice el señor Agustín.
Enfoque sobre el tema
Wilfredo Pedraza, exministro del Interior:
La inestabilidad en el Ministerio del Interior genera un efecto carambola: hay menos policías en las calles, menos operativos y, en cambio, hay más delincuencia. Eso es lo que pasa en SJL, por ejemplo. ¿Por qué? Porque, primero, se paralizan los procesos de compra de equipamientos con el ingreso de un nuevo ministro y sus funcionarios. Segundo, porque se frustran la capacidad operativa y los planes de los mandos policiales que un día toman una unidad y al otro ya no saben si seguirán. Con esa incertidumbre no es posible la continuidad de una estrategia contundente. ¿Cómo se les puede exigir resultados si cuando están estudiando la situación para un futuro plan, los oficiales son cambiados de repente?
Todo este desgobierno repercute en contra de la ciudadanía que espera acciones. Por eso lo que vemos hoy son operativos ordinarios de vigilancia y de esa manera tan conservadora no se enfrenta a la delincuencia.
Ya van ocho ministros del Interior y hasta el momento el único golpe que vemos es a la PNP.
Pocos. En SJL hay 1.800 policías para 1 millón de habitantes. Foto: John Reyes / La República