Los cusqueños anunciaron que tomarán las calles este 18 y 19 de abril por el abandono del agro y el alza del costo de vida. Hace seis meses, el gobierno de Pedro Castillo, les prometió, desde Sacsayhuamán, una Segunda Reforma Agraria. Esa promesa sin cumplir aflige a una región, otrora bastión electoral.
Cusco respaldó con más del 83% a Pedro Castillo en las elecciones que lo llevaron al poder. Es la tercera región que le dio el empuje, luego de Puno (89%) y Huancavelica (84%).
La región imperial anuncia un paro seco, durante dos días, no habrá transporte y no se descarta que la vía férrea a Machupicchu sea bloqueada. Los hombres del campo se organizan en todas las provincias para hacer escuchar su hartazgo en contra del gobierno y el Congreso.
El secretario de la Federación Agraria Revolucionaria Túpac Amaru (Fartac), Walter Torres, sostuvo que la situación es crítica debido a la suba del precio de los insumos agrarios y los productos de primera necesidad. “Estamos en agonía. Pese a que los fertilizantes están por las nubes, nuestros productos agrícolas están desvalorizados. Una arroba de papa que vendemos a los comerciantes a s/10, no alcanza para comprar una botella de aceite. Tenemos que vender 12 kg de habas para poder comprar un aceite con S/ 12″, narró.
La Segunda Reforma Agraria permitiría apoyo financiero para los agricultores dedicados a la pequeña agricultura o agricultura familiar, tecnificación, riego, industrialización y valor a sus productos. Ninguno de esos compromisos se cumplió, asegura Torres y Marco Pino, presidente de la Junta de Usuarios de Riego. Ambos dirigentes coinciden en que todo fue un engaño.
El congresista oficialista, Guido Bellido, confirmó el embuste. Contó a La República que, durante el lanzamiento, cuando se desempeñaba como premier, le dijo al presidente Pedro Castillo que esa reforma sólo sería posible con un proyecto de ley y presupuesto. “He sido directo ese día, he dicho, presidente, si no hay un presupuesto que se le asigne, no va a ver mayor resultado, el agro va estar abandonado”. El expremier se exime de responsabilidad y aduce que la Segunda Reforma Agraria no fue promesa de campaña y se planeó en aquellos primeros meses de gobierno. “Si usted revisa el ideario de Perú Libre, no existe Segunda Reforma Agraria. Nunca en campaña hemos planteado”, justificó.
Los agricultores esperan que el gobierno instale una mesa de diálogo para evitar la protesta. De darse, aseguran que será pacífica. Se acordó que no habrá actos vandálicos y no permitirán infiltrados que deslegitiman sus reclamos.
El paro será acatado también por obreros, comerciantes, universitarios, empleados públicos, cocaleros, distribuidores de gas y transportistas. Éstos últimos señalan que la exoneración del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) no se siente en los grifos cusqueños, el precio de los combustibles sigue alto. Igualmente, el secretario de la Federación Departamental de Trabajadores del Cusco (FDTC), Germán Santoyo, señaló que sus salarios no alcanzan para costear la canasta básica familiar. La exoneración del IGV publicada recientemente, no surte efecto. “Se aplicó para productos y no para insumos, los precios no bajan. Con sueldos de menos de mil soles cómo calmar el hambre”, dijo.
A través de un pronunciamiento, los gremios del sector turismo solicitaron la llegada del premier Aníbal Torres a la Ciudad Imperial para evitar el paro. Saben que si se realiza será un golpe duro al turismo ya declarado en emergencia.
Expresaron su solidaridad con las demandas de los manifestantes y advirtieron que se unirán a la protesta. “De no ser escuchadas nuestras demandas y pedidos antes del 18 de abril, todo el sector turismo unido, también se verá obligado a salir a las calles y apoyar las justas demandas que la población de la región del Cusco exige”, dice el documento.
El presidente de la Cámara de Comercio del Cusco, Edy Cuellar, sostuvo que la afectación será enorme, pues miles de viajes ya están siendo cancelados ante el anuncio del paro, las empresas turísticas tendrán pérdidas y se pone en riesgo la seguridad de los visitantes. Eso sin contar con la mala publicidad que genera un turista insatisfecho. “No volverá a venir o simplemente dirá que el Perú, el Cusco, no es un lugar seguro”, mencionó.