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Sociedad

PNP capturó a dos delincuentes que extorsionaban a familia y comerciantes

Sujetos enviaban videos y mensajes amenazantes a sus víctimas a fin de obtener la mayor cantidad de dinero.

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Alias Wichi registra antecedentes por feminicidio, secuestro y tráfico ilícito de drogas. Foto: Mary Luz Aranda / URPI - LR

Agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) detuvieron esta a semana a dos sujetos que se dedicaban a la extorsión en distritos de Lima. Estos delincuentes, quienes tenían antecedentes por graves delitos, obtenían grandes sumas de dinero por medio del terror que infundían a sus víctimas.

Uno de los intervenidos es José Raúl Cárdenas Nuñez (29), alias Wichi, quien desde hace seis meses cobraba dinero a una familia, a la cual amenazaba de muerte si es que no cedían a su pedido.

El agraviado comenta que conoció a Cárdenas Núñez porque ambos frecuentaban las barras de Alianza Lima, pero afirma que en ese entonces no sabía que se dedicaba a cometer actos ilícitos.

Tiempo después, Wichi se comunicó con su víctima para pedirle dinero acusándolo de hablar más de él. Debido a las amenazas, el joven decidió hacer el pago; sin embargo, las extorsiones no cesaron allí.

Luego de ello, el delincuente comenzó a amenazar a la mamá, hermanos y sobrinos de la víctima. Para infundirles miedo les mandaba, a través de WhatsApp y redes sociales, fotos de los miembros de la familia junto a una bala. Sumado a ello, se atribuía los crímenes de la comerciante Antonia Rosario Hinostroza en Barrios Altos y del empresario cevichero Richard Vicente Toribio Marcelo en El Agustino.

En total, la víctima había entregado más de 16 000 soles para que no atenten contra sus seres queridos. De hecho, tuvo que recurrir a préstamos para juntar el monto total.

Ellos le pidieron en reiteradas oportunidades al extorsionador que los deje en paz; no obstante, las amenazas continuaban llegando, por lo que decidió colocar la denuncia ante las autoridades. De esa manera, la División de Robos de la PNP detuvo a Wichi cuando cobraba otros 5 000 soles a la misma familia.

Una vez detenido, el delincuente se puso a llorar y dijo estar arrepentido. En la dependencia se supo que sería miembro de la peligrosa banda Los Sanguinarios de Barrios Altos. Además, contaba con antecedentes por feminicidio, secuestro y tráfico ilícito de drogas.

“Es una persona que tiende a la mentira, cínico, sin ningún tipo de escrúpulos para su prójimo, muy ambicioso para obtener lo fácil mediante actividades ilícitas”, comentó un mando policial a Domingo al Día.

El otro detenido por el mismo delito es Merlín José González García, alias Puchi. Según la Policía, él se dedicaba a extorsionar a comerciantes, trabajadoras sexuales y mototaxistas en Puente Piedra y otros distritos a cambio de no quitarles la vida. Cobraba entre 100 a 200 soles semanales, o en ocasiones 10 soles diarios. El momento dependía del tipo de negocio.

Alias Puchi también enviaba a sus víctimas mensajes intimidantes y videos donde manipulaba armas de fuego. “Quieren plomo, plomo le vamos a dar. Puente Piedra vas a echar fuego”, fue una de sus amenazadas. Todas estas pruebas fueron recabadas por los investigadores para dar con su paradero.

A él se le detuvo en Puente Piedra portando tres cédulas de identidad de sus compatriotas. Por tal motivo, se cree que también estaría involucrado en el tráfico de personas y la explotación sexual de mujeres.

González García sería miembro de la banda Los Hermanos Gallegos, un clan que se encargaría de cobrar cupos en diversos negocios de la capital. Además, en su país habría sido parte del Tren de Aragua.

La PNP asegura que no actuaba solo. De hecho, él era el brazo armado de la organización criminal, pero había alguien más encargado de recolectar los números de las víctimas y una tercera persona que ponía su cuenta de ahorros para que los agraviados depositen el dinero producto de la extorsión.

A pesar de la captura de Puchi, los trabajadores en Puente Piedra temen que la banda los vuelva a atacar, pues saben que más delincuentes están involucrados en este ilícito negocio. Incluso, algunos han dejado de laborar por temor a ser asesinados.

“Pues atraparon a uno y todo eso, no significa que podemos tener tranquilidad o paz porque ellos no son uno solo, son muchos”, dice una víctima.

En tal sentido, solicitan que las autoridades intervengan en el asunto cuanto antes para, así, evitar más amenazas que pongan en riesgo sus vidas y así puedan trabajar con tranquilidad.