El narcotráfico, los asesinatos, la delincuencia organizada y los asaltos son parte de los problemas diarios que afectan seriamente la seguridad en el país. Sin embargo, el sicariato es un tema preocupante. Solo entre enero y mayo del 2021 se registraron 114 de estos asesinatos en Lima metropolitana. El 11% de las víctimas tenía antecedentes por robo.
San Martín de Porres, Comas, Los Olivos, Puente Piedra, Independencia y Carabayllo concentraron el 42,98% de los casos. Le siguen Villa El Salvador, Chorrillos, San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo, Pachacámac y Lurín con el 26,32%. Luego, San Juan de Lurigancho, Ate, El Agustino y Santa Anita con el 17,54%. Finalmente, el Cercado, Rímac, La Victoria y San Isidro registran el 13,16% de las víctimas.
Ayer, el dueño de un restaurante y otro hombre con antecedentes por violencia psicológica murieron acribillados en el Cercado de Lima cuando se desplazaban en un auto, tras salir del aeropuerto Jorge Chávez.
Una tercera persona resultó al borde de la muerte. El inversionista Carlos Alfonso Garay Romero era quien conducía el auto; mientras que Miguel Versata Rodríguez iba como copiloto. Ambos murieron en el acto.
El doble homicidio se dio en el cruce de las calles Arístides del Carpio con Mariano Arredondo.
Los primeros indicios marcan que no existió ni una disputa previa ni un intento de robo: los investigadores suponen que los sicarios que iban en un auto negro fueron directamente a ejecutarlos. Uno de ellos disparó contra el vehículo y terminó rematándolos desde corta distancia. Todo apunta a un ajuste de cuentas, dijo un agente policial.
Si bien las cifras no pueden ser representativas sobre la cantidad de actos delictivos con muerte, esto muestra que la inseguridad crece y es más violenta.
El año pasado se registraron 447 homicidios, de los cuales el 62% fueron simples o calificados; seguidos de sicariato, 31%; feminicidio, 6%; y parricidio, el 1%. De los 146 crímenes por sicariato del 2020, el 50% se concentró en Comas, San Martín de Porres, San Juan de Lurigancho, Villa El Salvador y Carabayllo.
Durante los primeros meses del aislamiento social por el Covid-19, se registró un notable descenso en abril, mayo y junio.
En la región Callao también se reportaron 127 homicidios: el 52% fueron simples o calificados; seguido de sicariato, 45% y feminicidio, 3%. Hubo 57 casos cometidos por sicarios. El 57% de estos estuvo en el cercado del Callao; mientras que en Ventanilla, 22%; La Perla, 11%; Bellavista, 5%; y Carmen de la Legua, 3%.
Jorge Mejía Asanza, exjefe de Divise, PNP
El tema pasa por un factor muy importante y es el Código Procesal Penal que a la Policía Nacional la neutraliza en su accionar por completo. Una diligencia, cuando no está el fiscal, se declara nula. La PNP está atada de manos por limitaciones de orden legal. Sin embargo, no va a dejar de luchar contra la criminalidad.
Otro factor es el tema del personal policial que no está capacitado para la lucha contra el crimen. Muchos no saben ni siquiera orientar a la gente. No identifican un problema, no saben proteger la escena del crimen porque primero están preocupados en mostrar las armas a la prensa. Lo primero que se tiene que hacer es aislar y no tocar nada, esto es crucial para la investigación.
Otra limitación es de orden técnico y también de procedimiento. La PNP ha presentado un proyecto de ley para modificar el Código Penal.
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