En un intento por evitar que la curva de casos y decesos por COVID-19 siga en ascenso, el Ejecutivo dispuso que en el Día de la Madre, el domingo 9 de mayo, se aplique la inmovilización social obligatoria estricta a nivel nacional; es decir, no importará el nivel de riesgo en el que se encuentre cada región, nadie deberá salir de casa, tal como se hizo en Semana Santa.
Y entre otros ajustes que buscan controlar la pandemia y contribuir a la economía familiar, la premier Violeta Bermúdez destacó que se desea promover zonas abiertas como alternativa a la vida cultural y social. Mientras tanto, en los espacios cerrados se mantendrán los aforos diferenciados, según el nivel de riesgo, incluyendo los templos y lugares de culto.
Como se sabe, en provincias calificadas como de riesgo extremo, los templos se mantenían con un aforo del 0%; sin embargo, con las nuevas disposiciones que regirán desde el 26 de abril hasta el 9 de mayo, será del 20%, respetando las medidas de bioseguridad.
Para el infectólogo e internista James Gutiérrez, presidente de la Sociedad Peruana de Medicina Interna, la medida por el Día de la Madre debería incluir una restricción de viajes desde días antes, sino ocurrirá lo mismo que en Semana Santa.
Considera que en este momento la medida más importante que debería implementarse es la cuarentena focalizada en ciudades grandes como Lima, pero bajo la supervisión de la Policía y Fuerzas Armadas. Asimismo, tendría que contar con la entrega de asistencias a la población.
“El Gobierno gasta dinero en otras cosas para que la gente no salga, pero con una cuarentena de 15 días se verá que bajará la curva de contagios. Si no hace eso, vamos a estar en lo mismo”.
Para Gutiérrez, la inmovilización del domingo es una “medida temporal” que no ayudará mucho. Además, advierte que las compras aumentarán en los primeros días de mayo, por lo que debería haber restricciones. “No pueden ser medidas aisladas, sino en conjunto”.
Camille Webb, infectóloga de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), tampoco considera que la medida ayude, pues las personas pueden reunirse un día anterior. “La idea es evitar el contacto con las personas. No sé qué tanto impacto tenga en prevenir. Quizá más impacto tendría dar mensajes de la situación (actual)”.
Mientras tanto, el infectólogo de la UPCH Eduardo Chaparro considera que “el problema de este país no es tanto las disposiciones que toma el Gobierno, sino la conducta de los que vivimos en este país”.
Sin embargo, para él las iglesias y lugares de culto con un 20% de aforo no significarían problema, pues son espacios amplios y altos. Además, existe el distanciamiento recomendado y siempre se debe ingresar con mascarillas, así como con protectores faciales.
De la misma opinión es Gutiérrez, quien resalta que en nuestro país hay mucha gente que está muy pegada a alguna religión.
“Templos abiertos con mucha limitación. Los párrocos son parte de la prevención”.
Y, por último, Webb también piensa igual. Para ella lo preocupante son aquellas situaciones en las que no se cumplen las medidas dictadas. “Se pueden poner las reglas en papel, pero si las personas se están reuniendo en grupos afuera del templo, entonces ya no tiene el impacto deseado”, aclara.
Precisa que el comportamiento de los ciudadanos influye en gran medida. Pero también dice que debe haber un mayor control en los espacios cerrados, pues el riesgo de contagio incrementa. “Creo que sería muy importante continuar educando a la población, así entienden el riesgo de cada una de las actividades que realiza”.
Oxígeno. Desde Piura, donde hace poco 10 personas murieron por falta de oxígeno, el presidente Sagasti señaló que es “inaceptable que la gente muera” por no acceder a este bien. Aseveró que se hace todo lo posible para que la situación no se repita. Y admitió que son conscientes de que la situación es crítica, pero que hay cosas que “transcienden y sobrepasan las capacidades existentes”. Agregó que buscan la equidad en todas las regiones.
Infografía COVID
Infografía - La República
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