En el sur los brotes del COVID-19 y la segunda ola, están afectando a varias regiones. Las camas en las Unidades de Cuidados Intensivos llegan a su capacidad máxima y el personal médico no será suficiente si los casos continúan incrementándose. A pesar de ello, en Tacna, Cusco y Puno son reiterativas las intervenciones a ciudadanos que incumplen con el horario del toque de queda, las medidas de prevención y el distanciamiento social.
En Tacna ,por ejemplo, se denunció la tarde del viernes que cinco trabajadores del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego libaban en un bar en la calle Arica (Cercado) incumpliendo las medidas de prevención contra el virus. No usaban mascarillas y tampoco existía distanciamiento social. Por la noche, otras 15 personas fueron intervenidas en un bar clandestino.
En Cusco, los propietarios de la discoteca de nombre “Las Rokas”, que fue cerrado el pasado 3 de enero al encontrar a medio centenar de jóvenes consumiendo licor; volvieron abrir sus puertas para ofrecer fiestas hasta altas horas de la madrugada. El local ubicado en Av. Pardo atendía sin importar los protocolos de bioseguridad.
Cerca de 60 agentes del orden, representante de la Fiscalía de Prevención del Delito y fiscalizadores de la Municipalidad del Cusco ingresaron a estos ambientes y procedieron con las multas respectivas. Ronaldo Centeno (25) y Kleyuder Perez, encargados del establecimiento, fueron detenidos.
La Policía informó que en ese local se halló a dos menores de edad y seis personas sospechosas de haber contraído la COVID-19. El operativo se desarrolló la madrugada de ayer, en el centro histórico de Cusco y se intervino a otros locales, multando a 120 personas.
En Juliaca (Puno), 44 personas entre varones y mujeres fueron intervenidos libando licor al interior de un local que funcionaba como fachada de pizzería. El Personal del Escuadrón Verde Terna de la PNP se trasladó hasta el pasaje Palestina donde se intervino el negocio “Ukukus”, que en realidad funcionaba como discoteca. La policía logró intervenir a Alessandro Piero Cervantes V. (29), quien era encargado de dicho establecimiento.
El psicólogo Enrique Azocar Prado, sostuvo que existen cinco hipótesis sobre el por qué del comportamiento de estas personas:
1) Están cansados de las medidas restrictivas.
2) Son irresponsables y negligentes. Los irresponsables son indiferentes hacia ellos mismos y sus familias. Existe una característica muy fuerte de desamor hacia los suyos, lo cual hace que cometan actos riesgosos.
3) Se rebelan ante un estado totalitario. La hipótesis de la rebeldía, es una postura más intelectual. Esa población cree que cada uno debe asumir su responsabilidad sobre su salud, y el Estado no puede limitar sus libertades individuales.
4) Son inconscientes y no miden las consecuencias. Explicó que en este grupo de personas predominan las actitudes juveniles o adolescentes. No están informados sobre la pandemia y tampoco están interesados en hacerlo.
5) Tuvieron COVID-19, y creen, bajo información errónea, que no pueden volver a contagiarse.
Azocar también sostuvo que no plantea explicaciones basadas en la calidad de las personas, educación o estado socioeconómico; debido a que en todos los sectores se han presentado actitudes que rompen con las normas impuestas en la pandemia. Sin embargo los medios y el público se ha enfocado más en los sectores populares.