La investigación del crimen del estudiante Jordan Inti Sotelo Camargo, quien cayó acribillado por perdigones de plomo el 14 de noviembre, durante la marcha contra el gobierno de facto de Manuel Merino, logró avances importantes.
El resultado de la pericia de balística forense Nº 24/2020 MP-FN OPERIT-ABF, realizado a solicitud del doctor Luis Javier Ramírez Cancho, fiscal adjunto de la Tercera Fiscalía Supranacional, demuestra que el perdigón que le impactó en el corazón no fue disparado por un arma de fabricación artesanal.
Dicho análisis del perito criminalístico y de balística forense Ernesto López Caycho se hizo con los fragmentos en los que se dividió el proyectil que causó la muerte de Inti Sotelo.
La pericia detalla que el perdigón extraído del cuerpo de Inti no pudo haber sido disparado por un arma de fabricación artesanal tipo chufla.
La diferencia con una escopeta de fábrica se encuentra en las características del cañón. Mientras la escopeta tiene un cañón liso, el arma artesanal es de tubo galvanizado que cuenta con un pin percutor.
Este elemento es fundamental toda vez que, según el informe al cual tuvo acceso La República, el perdigón (extraído del cuerpo de Inti) no tiene características de rozamiento o ranuras que se asemejen a las producidas por un tubo galvanizado que es poroso e irregular.
Además, la pericia señala que la munición que mató a Inti es un perdigón de plomo salido de un cartucho de escopeta, pesa 3.8 gramos y mide 0.8 milímetros.
“Lo positivo de ello es que se descarta que ese perdigón fue disparado por manifestantes, como dice la Policía”, sostiene Pacha Sotelo, hermano de Inti, en diálogo con La República.
Jordan Inti fue la segunda víctima mortal de la marcha. Primero cayó abatido el estudiante de Derecho, Jack Bryan Pintado Sánchez. Diez perdigones de plomo le impactaron en distintas partes del cuerpo.