El cabo Wilber Carcausto Uchiri (22) desapareció el 10 de mayo del Cuartel Tarapacá en Tacna y fue hallado 25 días después caminando por el Cercado, mientras buscaba comida entre la basura. Antes de ser encontrado por la Policía, su familia denunció su desaparición y presunto homicidio.
El Ministerio Público abrió una investigación y el fiscal Juan Coya Ponce, del Tercer Despacho de Investigación de la Fiscalía Penal, emitió el 11 de septiembre una disposición para el archivo parcial de las diligencias preliminares donde declina su competencia en lo que resta de la denuncia.
El archivo se da en cuanto a la sospecha de homicidio simple, a raíz de que Carcausto fue hallado vivo. Esta declinatoria tiene como fin que la carpeta fiscal del caso, y todos los actuados referidos a la acusación de desaparición forzada y tortura, pasen a manos de una fiscalía especializada en Lima.
Durante las investigaciones, Carcausto dio dos versiones sobre lo ocurrido. En la primera afirmó que el 10 de mayo escapó del cuartel porque le gritaban, castigaban y no dejaban dormir. La segunda, aún más grave, señaló que fue retenido durante 25 días en un callejón de arbustos, en la parte posterior del cuartel (que no tiene cerco perimétrico porque limita con el cerro Arunta).
El cabo, dado ya de baja, señaló a un teniente y un suboficial como los autores de su desaparición y tortura, y detalló que varios soldados se turnaban cada dos horas para vigilarlo. Lo alimentaban, golpeaban y él realizaba sus necesidades en ese sector de tierra y arbustos. Todos los imputados negaron los hechos y en la zona señalada por Carcausto no se hallaron signos de vivencia.
Las pericias médicas del Ministerio Público detectaron que el cabo tenía un cuadro leve de desnutrición y deshidratación. Su dentadura estaba limpia y no presentaba lesiones antiguas o recientes. La familia del cabo no creyó en dicha conclusión y consultó a una clínica privada. La Fiscalía pidió la declaración del médico que lo atendió y este también confirmó que no halló signos de tortura o lesiones.
El fiscal Coya Ponce solicitó al Equipo Nacional Especializado en Evaluación de Tortura una pericia psicológica y psiquiátrica a Carcausto. Les contestaron que, por la pandemia, eran ellos quienes debían llevar al cabo a Lima, pero la Fiscalía de Tacna no pudo cumplir con esa diligencia porque, para ese entonces (30 de julio), Carcahusto y sus padres habían retornado a Puno.