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Sociedad

El trabajo de los peritos de la PNP para identificar a los cadáveres NN que deja la COVID-19

El coronel Carlos López, jefe de la División de Identificación Criminalística de la PNP, y su equipo intenta conocer a quiénes pertenecen los cuerpos sin vida que llegan a sus instalaciones.

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Uno de los métodos usados por los peritos es la identificación a través de las huellas dactilares. (Foto: Captura de video / Cuarto Poder)

La pandemia del nuevo coronavirus ha cambiado la forma de vida y trabajo de miles de personas alrededor del mundo. En el caso de los forenses de la Policía, ahora también se dedican a identificar a los cadáveres que se sabe son consecuencia de la COVID-19, pero no cuáles son sus nombres.

El coronel PNP Carlos López, jefe de la División de Identificación Criminalística de la PNP, indica que los cuerpos que ellos reciben provienen de los hospitales, donde llegaron los pacientes infectados, pero sin saber su identidad. También son cadáveres que fueron encontrados en la vía pública.

“Mucha gente no tiene la costumbre de portar sus DNI, otros son personas que viven en la calle, indigentes vulnerables que se contagian y fallecen. (...) Podría tratarse de algún extranjero que ha ingresado de manera ilegal al país y no porta su identidad”, señala el coronel López en entrevista con Cuarto Poder.

Cuando un cuerpo no es identificado en un hospital, los peritos, vestidos con trajes de bioseguridad, van a recogerlo, lo introducen a una bolsa negra hermética y luego lo ponen en un frigorífico hasta que se logre saber de quién se trata.

El método empleado para la identificación es a través de las huellas dactilares. La PNP cuenta con la tecnología francesa AFIS, un banco de datos que contiene la información de al menos 1 millón de personas con antecedentes penales.

Si no obtienen resultados, se consulta con la base de datos del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec).

Hasta el momento, la Dirección de Criminalística de la PNP ha tomado las huellas dactilares de 50 cadáveres, de los cuales, 30 fueron identificados.

Los policías que trabajan en esta dirección también saben que están propensos a infectarse, como sucedió con el subrigadier Miguel Ángel Guillén Maguiña, el subrigadier Washington Yépez Pérez y el comandante Armando Romero Esteves, quienes fallecieron por la COVID-19. Pese al temor, aseguran estar comprometidos con su trabajo, pues saben que es importante.

“Tiene un contenido de sensibilidad social, el familiar que está desaparecido desea darle sepultura. Nosotros permitimos que los familiares puedan identificar a las víctimas, es una penosa tarea pero es muy importante para ellos que sus seres queridos estén enterrados”, señala el coronel López, quien está convencido que nadie tiene derecho a morir como NN.