Por Karla Cruz
Luego de la tragedia ocurrida este fin de semana en el restobar Thomas de Los Olivos, muchas fueron las quejas de los vecinos. A pesar de ser una área industrial, existen pequeños negocios, restaurantes de menú, oficinas y viviendas-negocios.
A Rosa, que trabaja y vive en la zona hace tres años, no le sorprende que un hecho de esta naturaleza haya ocurrido.
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“Ya hemos denunciado antes. Este sábado cuando pasábamos y vimos la cantidad de licor que había afuera, mi amiga dijo: ‘Uy, tanta cerveza. Acá puede pasar algo, ya me voy a enterar mañana en las noticias'. Los serenos deben haber sabido (que funcionaba el local) si ahí dice bien claro el nombre, claro que sabían”, asegura.
Pero no fue la única en prever que algo malo sucedería. “No me sorprende lo que ha pasado. Ese local era todo cerrado, ya se veía venir una catástrofe. Como es todo tapado, algo clandestino debieron haber estado haciendo ahí adentro” menciona Rosa Echevarría, otra vecina del lugar
En la zona hay una caseta del 105 y en lo que coinciden los vecinos consultados es que la Policía y Serenazgo siempre estaban cerca patrullando el lugar. Esto causa el desconcierto de Samuel Hinostroza que vive a pocas cuadras. “Vivo acá a la vuelta. No logro comprender cómo estando la caseta del Serenazgo a unos pasos, van a obviar (lo que ocurría en el local). Esto es una avenida y la Policía hace sus patrullajes. Por las tardes hacían bulla y se escuchaba a largas distancias”, comenta el hombre.
No solo coinciden en que la presencia policial era constante, sino también en que el lugar, por tratarse de una zona fabril, es bastante tranquilo y con poca incidencia delictiva. “Llevo 50 años viviendo en este lugar y nunca vi que sucediera algo igual, esta zona es tranquila”, dice extrañada Rosa Esperanza, dueña de una boga que se ubica justo atrás del restobar.
La mañana de este 25 de agosto se clausuró el establecimiento. En el lugar se encontraba el personal de Serenazgo y un coordinador de Seguridad Ciudadana, el sr. Echevarría. Lo que él refiere es que las denuncias sí llegaron, pero no de manera formal sino a través de llamadas y que las quejas que no se pudieron registrar fueron de las oficinas y no de los vecinos porque son pocos en esa zona.
El alcalde de Los Olivos, Felipe Castillo Alfaro, negó rotundamente que existieran denuncias previas contra el local nocturno ubicado en la Av. Zinc.
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“Podrías cotejar el Facebook de la municipalidad para corroborar que no ha habido alguna queja. No hay denuncias. Conocen mi celular, cuando algo no les gusta, se comunican conmigo”, afirma.
“Solo llegó una queja de un prostíbulo cerca a la discoteca, pero ya lo han clausurado hace un par de semanas atrás. Esa queja llegó a mi WhatsApp y luego lo trasmití. No hay absolutamente nada de ese lugar”, recalcó Castillo.
Por su parte, el regidor Javier Sulca advirtió que de buscar denuncias contra la discoteca, no se encontrarían ya que el día de ayer se “limpió todo el municipio” por la llegada de fiscalización durante media hora.