Elmer Mamani
Arequipa
La crisis por la ola alta de pacientes infectados lo sufren los hospitales Honorio Delgado Espinoza y los de EsSalud. Ese colapso se advierte en pasillos repletos de contagiados en silla de ruedas y conectados a un balón de oxígeno.
Hasta el cierre de esta edición Pamela esperaba que le dieran a su padre Eduardo de 53 años una cama de hospitalización. Llegó con su progenitor al hospital Edmundo Escomel de Paucarpata al mediodía del jueves último. Tras unas horas de espera le tomaron pruebas y el descarte para coronavirus. Salió positivo. Tenía problemas respiratorios y le urgía un balón de oxígeno. Recién a las 21.30 horas de ese día se lo colocaron. “Pasó toda la noche sentado, no es justo”, reclamó Pamela. Su padre es uno de los cuatro pacientes que tenían oxígeno a un costado de Emergencia del Escomel. Otros 6 seguían en lista de espera. “No hay balones, ni camas”, explica José. Su padre Quintín de 73 años también pasó la noche sentado esperando una cama. Ni qué decir del balón, compartido con otro paciente.
Quintín está a la espera del resultado de la prueba molecular, en la rápida salió positivo. “Una doctora me ha dicho que si hay camas serán para los jóvenes. Lo que pedimos una atención digna”, reclamó José.
Daritza de 52 años se fue ayer resignada de ese establecimiento junto a su esposo. Un día antes esperó desde las 15:00 hasta las 21:00 horas a que la conectaran a un balón sin éxito. Regresó, pero le dieron la misma respuesta. Ella dio negativo a la prueba rápida pero confiesa que su respiración cada vez se hace más dificultosa.
El Edmundo Escomel no puede derivar infectados al hospital COVID-19 de EsSalud (Carlos Alberto Seguín Escobedo-CASE) que está al tope. El mismo gerente de la Red, Edilberto Salazar, reconoció días atrás que incluso estaban echando mano de camas del Escomel y el de Yanahuara.
En este último establecimiento a los infectados los atienden en una carpa. “Hace mucho frío”, declara una mujer que acompañó a su madre de 76 años aferrada a un balón de oxígeno porque sufre una fibrosis pulmonar. La señora de la tercera edad, salió negativo al tamizaje y su hija reclama que corre riesgo si se contagia con los infectados que ocupan la carpa.
El CASE, de igual manera, se prepara para lo peor. Ya se instalan carpas en la que era parte de su cochera. Y es que cada vez son más los pacientes infectados que llegan. Herbert de 54 años es uno de ellos que acudió a Emergencia por que no podía respirar. “Si habla o camina mucho, se agita”, cuenta su esposa. Ella nos dice que el último jueves todo patio de Emergencia estaba lleno.
A la mayoría han subido a hospitalización durante la noche. Nosotros estamos esperando”, relata. La descongestión se debería a que la mayoría de decesos por COVID-19 ocurren en EsSalud. Ayer lamentablemente se dio un nuevo récord: 22 muertes, 10 de ellas en el Alberto Seguín. Los nosocomios del Seguro Social cuentan, según la última Sala Situacional, con 187 hospitalizados y 22 en la Unidad de Cuidados Intensivos del CASE. Cifras que desembocarían en un colapso mayor.
La Municipalidad Provincial de Arequipa (MPA), ayer confirmó el segundo fallecimiento de un funcionario por el coronavirus.
Se trata de Jimmy Canales Benavides de 41 años, quien se desempeñaba como jefe del departamento de Parques y Jardines. La semana pasada, se produjo el deceso del gerente municipal Daniel Gómez.
El secretario del Sindicato de Obreros Municipales (Soma), Severo Molina, indicó que Canales habría dado negativo en dos pruebas rápidas tomadas por la MPA, pero que hace diez días sintió síntomas y fue a un nosocomio, donde le diagnosticaron la COVID-19.
En la Municipalidad de Miraflores se produjo el deceso del trabajador Julián Velásquez Rodríguez.