El Estado les tiene una deuda.
Marcos Castañeda recuerda cada uno de los días en los que sus cinco hijos y su esposa empezaron a botar sangre por la nariz. Esos días no se olvidan.
“El martirio empieza así para quienes vivimos en un lugar donde el Estado permite que una empresa minera (Volcan) nos contamine”, dice Marcos frente a la sede del Ministerio de Salud (Minsa), donde viene durmiendo en una carpa, lejos del pueblo de Paragsha, en la provincia de Cerro de Pasco. A él lo acompañan los padres y hermanos de otros cuatro niños que tienen hasta 12 metales pesados en la sangre, entre plomo, arsénico y cadmio.
En ese grupo está su hija Sherly Kiara, de 13 años, quien luego de soportar intensos dolores en la cabeza, extremidades y el estómago fue diagnosticada con leucemia mieloide crónica. “Nuestros casos los diagnosticaron especialistas italianos”, dice.
En el 2017 se conoció que al menos 6 mil familias están contaminadas con plomo por efectos de la actividad minera en el distrito de Simón Bolívar (Pasco). Ese mismo año, luego de varias protestas, el Minsa reconoció que 35 niños presentan patologías como leucemia y neoplasias por contaminación ambiental.
Desde hace una semana, Lucía Ramírez e Irma Estrella vienen acampando frente al Minsa y sienten que la vida de sus hijos empeora. “Ya han muerto tres niños y no queremos que mueran más”, responden tras denunciar que no hay toxicólogos para atender a los afectados en Pasco.
Lucía, Irma y Marcos sienten que ya no pueden esperar a que llegue otra enfermedad terminal para recién actuar. "Nuestros hijos solo pasan controles, les sacan sangre, les dan pastillas, como ibuprofeno, paracetamol y amoxicilina, y nada más cuando ellos pueden morir", advierten los padres.
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Por eso es que los padres piden al Ministerio de Salud que sus hijos con leucemia y otras neoplasias reciban atención en el exterior. “Esa es la única manera porque en el Hospital del Niño no vamos a encontrar la solución. En mi caso, mi hija Sherly Kiara necesita de un trasplante de médula ósea”, sostiene Marcos, quien tiene esperanza porque ya una niña ha logrado esa opción.
Y esa niña se llama Esmeralda, de 11 años, quien en el 2015 fue diagnosticada con aplasia medular severa y luego de tres años recibió un trasplante de médula ósea en Argentina. Para eso, su padre, Simeón Martín, se encadenó en el Minsa y EsSalud.
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Simeón Martín, quien hoy acampa también en el Minsa, dice que Esmeralda necesita viajar a Argentina por los exámenes que le pidieron tras cumplirse el primer año del trasplante. “Hace unos días nos reunimos con la ministra de Salud (Elizabeth Hinostroza) y ella se comprometió a llevar nuestro petitorio al Consejo de Ministros, pero no hay respuesta. Por eso le pedimos una solución al presidente Martín Vizcarra porque de acá vamos a salir muertos, vamos a luchar por nuestros hijos”, dice.
Fuentes del Minsa respondieron que vienen intercediendo por Esmeralda con EsSalud para lograr su viaje; en tanto, en el caso de los otros niños, dijeron que cuentan con SIS y están siendo atendidos en el Hospital del Niño de San Borja. También anotaron que están evaluando si serán tratados en el exterior. “Si hay necesidad, se pedirá la referencia”.
Al problema de atención se suma el de la retrasada reubicación que les prometió el Ministerio de Vivienda. “Mientras estemos al lado de la mina, seguiremos contaminados”, señalan.
Según Marcos Castañeda, la minera Volcan les dijo que la culpa la tiene el Estado porque ellos pagan impuestos. “Sigan reclamando. Así nos dijeron cuando protestamos en sus oficinas en Lima”.