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Sociedad

¡Algo más que gasoducto y tren!

“Ambos son proyectos de vital importancia para el desarrollo del sur, pero que el actual gobierno, en manos de personajes sureños, ha optado por no ponerles empeño o el coraje necesario”.

larepublica.pe
Columna de César Caro

César Caro

Es curioso, pero no sorprendente: en torno al proyectado Gasoducto del Sur, se han atizado y se avivan pasiones, corrupción, conceptos de desarrollo, el papel del Estado, la actual política económica y los miedos a optar por opciones distintas, justificándose en aquella deslucida y copiada frase repetida por Manuel Prado: “En el Perú hay dos tipos de problemas: los que se resuelven solos y los que no se resuelven nunca”.

Es una expresión que pareciera aplicar al actual gobierno en un sinnúmero de casos, pero, para la presente nota, tan solo nos ceñimos al Gasoducto del Sur y al ignoto acuerdo entre ciertos fiscales y Odebrecht, aparte del proyecto conocido como Corredor Ferroviario Bioceánico Central. ¿No es acaso hora de conocer el convenio?

Ambos son proyectos de vital importancia para el desarrollo del sur, pero que el actual gobierno, en manos de personajes sureños, ha optado por no ponerles empeño o el coraje necesario para tomar decisiones que cambien ciertas reglas económicas, refugiándose en juegos de artificios bajo el paraguas de una supuesta lucha contra la corrupción. Al respecto, vuelvo a inquirir: ¿se ha tomado algún tipo de medidas; como, por ejemplo, levantar el secreto bancario, ver los balances patrimoniales, etcétera, de los funcionarios tanto de Energía y Minas como de Transportes y Comunicaciones, y ProInversión, implicados tanto en el gasoducto como en la Interoceánica?

En el caso del gasoducto es indudable que, al igual que Tía María, no definirá posiciones, contentándose con pasar el problema al próximo gobierno… sin tocar temas de fondo, aparte de los legales; como, por ejemplo, la propiedad, costos y precios del gas. Son aspectos peliagudos que tienen que ver con muchas de las aristas del actual modelo económico, que obliga al Perú a supeditarse a las decisiones de los empresarios privados, quienes decidirán en última instancia si proporcionan el gas que se requiere… algo que ocurre también en otras ramas de “nuestros” recursos naturales.

Y en cuanto al denominado Corredor Ferroviario Bioceánico Central, ya pareciera haber pasado —al menos con el actual Gobierno— al olvido, justificándose tal decisión, aparte de en motivos geopolíticos, en un monto de inversión artificialmente inflado, tanto en comparación con costos en otros países como con lo proyectado para el denominado Tren de Cercanías, entre Barranca, Lima e Ica.

¿Esquizofrenia política? No me atrevo a calificarlo así, pero es triste ver cómo se desperdician oportunidades de desarrollo integral en beneficio del centralismo; en tanto que la mayor parte de las autoridades sureñas se dedican a celebrar glorias pasadas, sin analizar el presente ni proyectarse al futuro. En caso contrario, estarían exigiendo a viva voz hacerlas realidad.