Liz Ferrer Rivera
El obispo de la Diócesis de Tacna y Moquegua, Marco Antonio Cortez Lara, fue claro y enérgico en señalar la insostenible situación que viven alrededor de 400 ciudadanos venezolanos en las calles. Duermen niños y adultos en carpas, expuestos al frío y lloviznas en la ciudad.
El obispo detalló que, desde finales de junio, la Iglesia católica brinda tres albergues a cerca de 400 extranjeros. Ellos reciben desayuno, cena y un espacio donde dormir. Sin embargo, otro grupo similar duerme en las calles Presbítero Andía y Gregorio Albarracín, donde se ubica el Consulado General de Chile.
Desde el 22 de junio, Chile exige visa a los venezolanos para ingresar a su país. Para el obispo, las autoridades locales han preferido evitar el tema y el consulado chileno tampoco ha tomado ninguna medida frente a los niños que duermen en su vereda. De otro lado, el obispo detalló que llevó ayuda junto a otros clérigos a las comunidades afectadas por las explosiones del volcán Ubinas.