La esclerosis múltiple (EM) no tiene causa definida para su aparición, sin embargo, existen factores que podrían ayudar a desencadenarla y afectar nuestra salud. Estilos de vida (obesidad en niños, por ejemplo), la poca exposición al sol, el consumo de tabaco, la ingesta excesiva de sal y factores genéticos son algunos de ellos. Asimismo, el rango de edad en el que se está más propenso a desarrollar la enfermedad es de 20 a 40 años, explicó el neurólogo César Caparó Zamalloa, médico del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas (INCN).
Señaló también que la enfermedad degenera e inflama el sistema nervioso central y se puede manifestar de diversas maneras. Puede empezar con el adormecimiento o debilidad en las extremidades de un lado del cuerpo, la pérdida completa o parcial de la vista, visión doble, vértigo, entre otros indicios.
Sin embargo, en todos los casos, es transitorio. Una vez que los primeros síntomas desaparecen, a medida que evoluciona la enfermedad, suelen aparecer otros más como fatiga, mareos, balbuceo, temblores o falta de coordinación.
En la actualidad, no hay cura para este mal, por lo que la detección oportuna es sumamente importante para mejorar su pronóstico. Se ha demostrado que los tratamientos pueden modificar el curso de la enfermedad siempre y cuando sean aplicados a tiempo.
De acuerdo a Caparó, ya que la EM puede dañar irreversiblemente el cerebro y la médula espinal, su diagnóstico consiste en detectar los primeros síntomas antes descritos y contrastarlos con una resonancia magnética que permitirá visualizar las zonas de inflamación del cerebro.
Otras pruebas que se realizan son la punción lumbar y exámenes de sangre a fin de descartar otras enfermedades.