Transexual. Tiene 24 años. Nació como mujer pero nunca aceptó su cuerpo. Se sometió a un tratamiento para tener fisonomía masculina. Inició un proceso judicial cuyo fallo ordena el cambio de sexo en el DNI. Reniec se opone.,El hilo telefónico es el único medio por el que Carlos (nombre ficticio) acepta conversar con La República para contar su verdad. Sigue temiendo las burlas y aquella discriminación vivida de niño y adolescente. Algo nervioso y tímido, nos dice que nunca quiso que su caso se hiciera público. Por eso rechaza fotos y entrevistas que los medios pugnan por hacerle desde el martes pasado. PUEDES VER TC reconoce derecho de transexuales a pedir cambio de nombre y sexo en DNI Un día antes se hizo pública una sentencia del Poder Judicial de Arequipa que ordena al Reniec el cambio de sexo y que lo inscriba como varón. Confiesa que su batalla contra la discriminación es dura. Para que la sociedad lo acepte como tal, inició una demanda hace dos años en el Segundo Juzgado Civil de Paucarpata. Pedía que el Registro Nacional de Estado Civil (Reniec) lo reconozca como varón y ya no como mujer. Empezar el proceso judicial fue duro. Ningún juez aceptaba su causa. Hasta que un magistrado le abrió las puertas de su despacho y lo escuchó pese a la oposición de sus otros colegas magistrados. El fallo judicial fue favorable. La alegría duró poco. Reniec apeló la resolución. La batalla continúa. Nos cuenta que acabó el colegio en 2010. No pudo continuar estudios superiores. Su voz a través del teléfono se oye desanimada. Tiene 24 años y no sabe qué será de su vida. Ha trabajado en oficios menores: mozo, comerciante, etc. Ni siquiera puede comprar un teléfono a su nombre o viajar. Piensan que es un farsante. Las autoridades cuando ven el ítem "sexo" en su Documento Nacional de Identidad (DNI) se dan cuenta que no concuerda con su apariencia masculina. En el papel es mujer pero en cuerpo varón. Cuando postuló a una universidad se dieron cuenta de esa incoherencia. Era un suplantador, dijeron. No admitían su condición de transexual. "Ahora tengo que llevar todo un proceso, gastar más dinero y pagar más, voy a perder un año más. A mí me gusta estudiar. Soy muy bueno en los números. Pero perderé otro año y la Reniec me hace esto (de no querer inscribirlo)", dice con desánimo. ¿Quién soy? El espejo no miente, reza un dicho popular. Cada vez que Carlos observaba su reflejo sabía que algo no andaba bien. Las faldas y colores femeninos no iban con él. Siendo aún niña, sus compañeros le gritaban "¡varón!" en tono burlón, "¡marica!" y otros adjetivos irreproducibles. A pesar que intentaba guardar su apariencia femenina concordante con su sexo, era maltratado. Sus padres se daban cuenta que "su hija" se sentía diferente a otros niños. Eso les causaba sufrimiento. A los ocho años su madre lo llevó a un psicólogo para que lo ayude a superar su "problema". Tras un año de terapia, no había solución. "Odiaba este cuerpo. Ni siquiera yo sabía qué es lo que era. Venía del colegio y siempre lloraba porque todos me insultaban. Siempre le rogaba a Dios. Le decía: Ayúdame a saber qué soy". En la adolescencia sufrió más. No aceptaba que, sintiéndose varón, le crecían los pechos, sus caderas se ensanchaban. Luego vino la primera menstruación. A los 14 años, retomó las terapias psicológicas apoyado por su madre. Ya no quería mentir. Al profesional le dijo que le gustaban las chicas, el fútbol y otras aficiones masculinas. El especialista le dijo que era lesbiana y él no quedó satisfecho con esa definición. Mortificado por no encontrar su identidad, comenzó a investigar en internet. En una de esas búsquedas halló la palabra que lo cambiaría todo: transexual. "Mi mamá se fue con la idea que era lesbiana. Pero yo decía, no es lo mismo, una lesbiana ama su cuerpo, se respeta como es, solo que le gusta una mujer y nada más, pero sí desea vestirse como mujer, pintarse el cabello, normal. Pero yo no, yo odiaba mi cuerpo", narró. La información de internet le dio más luces. Carlos volvió a ir a la psicóloga y le contó lo que había descubierto de sí mismo. La profesional lo evaluó y confirmó que era transexual. El adolescente tenía disforia de género. Debían comprenderlo y apoyarlo en un largo camino de tratamientos médicos e intervenciones quirúrgicas. Dura transformación Carlos ya estaba familiarizado con el maltrato. Para asumir su condición de transexual recorrió un sacrificado camino. A los 16 años, se sometió a un tratamiento hormonal. Quería adquirir la fisonomía de un varón. Un años después, sus padres iniciaron el proceso judicial de cambio de nombre en su DNI, de mujer a varón. El caso fue visto en el Cuarto Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa y fue aprobado cuando cumplió 18 años. Ya con mayoría de edad, inició con la transformación de su cuerpo. Se extirpó las mamas. Dos años después, el útero y el aparato reproductor femenino. El dolor que sintió por estas intervenciones fue tan intenso que solo podrían compararse con los maltratos sufridos en su niñez. "Ni siquiera podía dormir. Llegaba a pensar que si hubiese podido elegir ser heterosexual, jamás hubiera elegido la transexualidad". "Era tan pequeño. Pero no soportaba más tener ese cuerpo. Era eso... tuve que soportar el dolor. Es muy difícil", recordó.