Festividad que, durante Fiestas Patrias, reúne a más de 60 mil visitantes en un mismo espacio.,En Monsefú los días de fiesta se pasan entre chicha de jora, panquitas de life, marinera norteña y panes de manteca. La edición número 45 del Fexticum ha reunido a más de 60 mil personas dentro de un mismo espacio. Todas dispuestas a pasar Fiestas Patrias entre comida, música y tradición. La primera vez que se celebró el Fexticum corría la década del 70. El profesor Limberg Chero Ballena, acompañado de docentes de otros colegios, decidió instaurar una feria donde se pudiera exhibir la herencia cultural, religiosa, gastronómica y artística de este pequeño pueblo ubicado al sur este de Chiclayo. PUEDES VER: Facebook: Niño cargando a su perro en bicicleta conmueve las redes en Fiestas Patrias Alrededor del parque principal de la ciudad unas treinta tiendas muestran lo mejor de la gastronomía local. Como parte del programa, este año quince panaderías prepararon su mejor representación artística usando solo la masa del pan comestible. Utilizando tres kilos de harina, la familia Pisfil Reluz logró replicar la imagen del Jesús Nazareno Cautivo, un santo al que se le atribuyen decenas de milagros en este distrito. Tal vez esta devoción –que iba acompañada de un cántaro de chicha– permitió que Víctor Pisfil, patriarca del clan, obtuviera el primer lugar en el concurso que premiaba la mejor figura hecha sobre pan. Ciudad de flores La lentitud de sus pasos permite apreciar con cuidado el bordado que viste. Hace siete años fue la señorita Fexticum, pero hoy representa a la Asociación de Tejedoras. Para Suggeyli Salazar no existe en el distrito niña que no haya soñado con lucir la banda del Fexticum. El proceso de cuatro fases puede ser todo, menos sencillo. Desde preparar un pepián de pavo hasta zapatear con ritmo una marinera tradicional. El bordado de la blusa que viste la ex señorita Fexticum fue elaborada por una mujer de la asociación. Tiene un pavo real de tres colores en el pecho y flores, muchas flores, a su alrededor. Pueden ser rosas, claveles o magnolias. “Pero también hay 'pensamientos', 'buenas tardes' y 'fragancias'”, me dice Yolanda Delgado, una artesana que lleva cuatro décadas tejiendo este tipo de flores que se identifican por su aroma. Ella recuerda cuando su madre se colocaba una de estas sobre la oreja para capturar su perfume y exhibir su belleza. Como ahora lo hace la señorita Fexticum de este año, Leydi Laines Capuñay, mientras contornea las caderas con los pies descalzos. Comida y música En el camino hacia el mini-coliseo donde la soberana del festival ha empezado a bailar, doña Ana Sánchez ventila su caballa rellena y doña Luz Llontop vende más de cien variedades de chicha de jora. La travesía termina en ese coliseo, donde las parejas coquetean y se mueven al ritmo de una elegante marinera norteña.