El analista y exministro Jorge Nieto Montesinos evalúa la marcha del gobierno de Pedro Castillo. Considera que el presidente debe demostrar, de una vez, que él se encuentra al mando de la gestión.
¿Cómo evalúa estas primeras casi tres semanas del nuevo gobierno?
Lo que está pasando es que el clima de polarización es latente y por momentos la política peruana parece reducirse a dos verbos: vacar o disolver. Y eso está en los cálculos estratégicos de todos los jugadores, incluso de manera explícita. Es una extensión del clima de polarización anterior, resultado de la decisión del electorado que pudo elegir de otra manera.
¿Y en cuanto a las decisiones adoptadas desde el Ejecutivo?
Las primeras acciones del gobierno no han sido precisamente exitosas. Más bien, se ve una cadena de derrotas políticas, la primera y más importante con la elección de la mesa directiva del Congreso. Este tema ha pasado rápidamente en el debate, pero es de mucha importancia. De las últimas 24 o 25 últimas crisis de gobernabilidad en América Latina, lo que se ve es la confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo, siempre.
Más con este clima de polarización.
En efecto. Y hay que decir que esta derrota ocurre por una mala operación política de Perú Libre. La pregunta es ¿por qué? Si uno acude al discurso de los dirigentes del partido, uno se da cuenta de que el Congreso es menospreciado, porque dicen que ahí no se hará la revolución. Y es cierto. Sin embargo, si el objetivo fuera tener una gestión democrática para los cambios que se necesitan, sí tiene una importancia muy grande.
¿Qué le parece la selección de Bellido como premier?
Me parece que el mensajero es el mensaje. Y lo que el mensaje dice es confrontación. Claramente, el señor Bellido ha manifestado claras proclividades prosenderistas. No soy una persona que hable de “terruqueos” pero es evidente que el premier ha manifestado sus simpatías. Tiene derecho a tenerlas, claro, sin embargo colocarlo a la cabeza del gabinete es lanzar un mensaje de confrontación por parte del presidente Castillo. No sé si él sea el actor principal de la decisión. Prefiero creer que sí, porque es el mandatario.
¿Bellido desprende confianza?
No ha logrado la confianza de la ciudadanía, tampoco de los actores económicos y de los actores políticos está por verse. De lo que uno escucha hay claramente una desaprobación. Luego ha habido un repliegue del presidente Castillo, primero con unos días de gestión oscura desde su casa que configura una situación fuera de la ley. Y adicionalmente, más allá de su salida a Piura y su reciente visita al Congreso, no se ve mayor iniciativa del gobierno.
Si el ánimo del gobierno es la confrontación, ¿suscribe la idea de que lo que se busca es la disolución del Congreso?
Podría ser. Lo ha dicho uno de los líderes del partido, no el más representativo ni el más serio, pero lo ha dicho. Prefiero creer que Castillo tiene una visión más seria de la política. Igual, pareciera, como digo, que los verbos favoritos de los actores son “disolver” o “vacar”. Esa es la atmósfera en la que se discute. Mire los cálculos que hacen algunos congresistas sobre las “balas de plata”.
Sí, parece que estuvieran matando hombres lobo.
Hay una lógica política bastante elemental y muchas veces uno tiende a pensar que no hablan de balas de plata si no solo de la plata.
Las ambigüedades de Bellido con el terrorismo lo ponen en una situación precaria desde un inicio…
Sus simpatías por Edith Lagos son explícitas.
¿Cree que el gobierno terminará los cinco años? La sensación general es que no.
Es la sensación generalizada, y cuando eso pasa comienza a volverse un poco en realidad, ¿no? El presidente no ve lo que está pasando. Cada vez el líder del partido (Vladimir Cerrón) exhibe su poder a costa de la imagen del presidente Castillo.
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