Cuando fueron descubiertas las cuentas secretas en el Banco Privado de Andorra de los exfuncionarios apristas del Ministerio de Transportes y Comunicaciones que participaron en la entrega del proyecto del Metro de Lima a Odebrecht, el expresidente Alan García se sintió ofendido porque dichas personas no podrían haber actuado por su cuenta y riesgo. Tuvieron que haber recibido órdenes. “Mis compañeros pueden tener confianza. Nunca he pedido dinero ni vendido obras públicas. Los que me acusaron fueron los verdaderos corruptos. Yo creo en la historia. Otros se venden, yo no”, escribió en su cuenta de Twitter.
Alan García engañó a sus propios compañeros del partido aprista, según las confesiones de su exsecretario presidencial e íntimo amigo, Luis Nava Guibert, quien declaró al fiscal José Domingo Pérez:
“Tengo conocimiento de que Jorge Barata fue quien ideó y le planteó primero al presidente Alan García para que la obra del tren eléctrico se efectúe por (la modalidad de) obra pública. En el viaje al Cusco que efectuaron ambos, Jorge Barata y Alan García, en el avión presidencial, el 19 de febrero de 2009, a la inauguración del mirador y parador Ausangate Hatun Pucarán, y 40 kilómetros de la carretera Interoceánica Sur tramo II. Para tal efecto, adjunto la agenda presidencial " Programa Presidencial" de la fecha 19 de febrero del 2009. Luego de ese viaje, y al salir de un Consejo de Ministros, el presidente García, quien se encontraba con Enrique Cornejo Ramírez y conmigo como secretario del Despacho Presidencial, le indicó al ministro de Transportes que la obra del tren eléctrico se efectúe por obra pública y le dijo que coordinara con César Zavala Hernández y con Jorge Barata. A su vez Enrique Cornejo le indicó que iba a comenzar a trabajar.
César Zavala Hernández es un personaje clave, muy vinculado con el régimen aprista. Hoy se encuentra prófugo de la justicia por haber autorizado, como miembro del directorio de la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (Corpac), en convenio con el exgobernador chalaco Félix Moreno, la edificación de un nuevo local para Corpac por 32,9 millones de soles. La obra jamás se construyó, por lo que la fiscalía ha pedido 11 años de cárcel para Zavala. Este es el papel que cumplió dicho personaje, según lo manifestado por Luis Nava, según la transcripción a la que tuvo acceso La República.
“César Zavala Hernández, quien era el secretario del Consejo de Ministros, estaba a cargo de la tramitación, redacción y numeración y llevar un registro de los decretos de urgencia y decretos supremos (...), así como hacía la agenda de los ministros con el presidente y despachaba todos los días con él. En la práctica y en la vida real quienes preparan los proyectos de decretos de urgencia y decretos supremos son los ministros de lo sectores encargados y lo coordinan con el secretario del consejo. (Sin embargo), en un despacho de documentos en la oficina del presidente, estando yo presente como secretario del despacho presidencial, escuché que el presidente Alan García ordenó a Cesar Zavala que prepare los decretos de urgencia para que la obra del tren eléctrico se (efectuara) por obra pública y lo coordinara con el ministro Enrique Cornejo y con el propio Jorge Barata”.
Para sustentar sus afirmaciones, Luis Nava suministró a las autoridades evidencia sobre la fabricación de normas legales redactadas según lo requerido por el representante de Odebrecht, Jorge Barata. García había negado varias veces que la adjudicación de la obra del Metro de Lima había sido “direccionada”. García mintió, de acuerdo con lo expresado por Nava:
“Como había que pasar de la concesión del tren eléctrico a la oferta de la obra pública, el marco normativo se tenía que cambiar y, en esas circunstancias, yo escucho que el presidente Alan García ordenó al ministro Enrique Cornejo que prepare los proyectos de decreto de urgencia y decretos supremos para lograr el objetivo, por lo que debería coordinarlos con César Zavala y Jorge Barata, a quien ya había el presidente ordenado prepararlos”.
Así como Alejandro Toledo pasó por alto la prohibición que tenía Odebrecht para contratar con el Estado porque enfrentaba juicios por obras no ejecutadas, de la misma manera Alan García hizo lo propio para favorecer a la constructora brasileña. En ambos casos no se trató del interés nacional, como alegó cada uno en su momento, sino más bien respondía a los pagos millonarios de sobornos. Esto dijo Nava:
“Enrique Cornejo en su condición de ministro suscribió con el presidente García los decretos de urgencia 32, 34, 42, 63, 107 y 117 del 2019 para que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones tuviera el control sobre el proyecto del tren eléctrico y lo sustrajera de la fiscalización del SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública) (...) Alan García se reunía con Enrique Cornejo (bajo investigación), Jorge Menacho Pérez (detenido), Jorge Cuba Hidalgo (detenido), César Zavala Hernández (prófugo), Oswaldo Plasencia Contreras (investigado), de manera conjunta o por separado”.
Nava aclaró que él no tuvo oportunidad de participar en la redacción de los decretos ad hoc que necesitaba para entregar el Tren de Lima a Odebrecht y que tampoco recibió dinero relacionado con el Metro de Lima tramos 1 y 2, cuyo costo inicial alcanzó los 2.867 millones de soles, sin contar las adendas y los adicionales.
Barata recompensó con loncheras de dinero a Alan García y a los otros exfuncionarios apristas con transferencias a cuentas secretas en el Banco Privado de Andorra.
Sin embargo, el Metro de Lima no fue la única obra que García entregó a dedo a Odebrecht.