Por: Enrique Patriau
Hugo Otero lleva más de cincuenta años como aprista. Amigo personal del expresidente Alan García, colaboró en varias campañas y también fue embajador. En una coyuntura política bastante especial, La República conversó con él para preguntarle sobre la actualidad del país y de su propio partido. En la siguiente entrevista, evidencia una posición cuestionadora frente a la actuación de la representación legislativa del Apra. En su opinión (basada en su experiencia y en su conocimiento de la organización), existe una evidente disociación entre esa “cúpula” y las bases, “que son las que están junto a la lucha popular”.
Usted tiene una mirada crítica frente a la actuación de la célula parlamentaria del Patido Aprista. Por ejemplo, la ha manifestado en su cuenta de Twitter. ¿Por qué razón?
Porque se han ubicado en una posición que, yo considero, no es la del Apra. La del Apra es una posición que defiende los derechos de la inmensa mayoría y no necesariamente se vincula con los sectores de derecha y menos con los sectores fujimoristas, que han tenido una trayectoria antidemocrática y ajena a los intereses del pueblo, de las inmensas mayorías. En el Congreso hay un grupo que dice que representa al Apra, pero las bases, que no son militantes solamente, sino que es toda la gente que ha seguido al partido, no se sienten representadas por esos parlamentarios…
Entonces, ¿existe una disociación entre esa cúpula dirigencial y las bases del partido?
Es como si esos dirigentes estuvieran en la luna y las bases en la tierra. Entonces, son dos mundos diferentes, y eso ha generado una fractura en el Apra. Esa fractura distancia a la enorme militancia popular de la dirección del partido, de lo que llaman dirección del partido, porque no sé por qué le dicen así.
¿Está fracturado el Apra?
No es un rompimiento, pero está fracturado. Está fracturado, es evidente. No hay peor ciego que el que no quiere ver, peor sordo que el que no quiere escuchar, y si no se escucha a los apristas de base, entonces vamos mal. Hay apristas que están protestando en Tía María, que están protestando con los profesores, que protestan en el norte, en Piura, por la reconstrucción, y que nada tienen que ver con lo que sucede en ese inmundo Congreso, que es como lo ha definido la gente.
¿Cuál considera que es el actual perfil político de la bancada aprista? ¿Diría que es un grupo que se ha movido hacia la derecha?
Esa célula parlamentaria está derechizada. (Javier) Velásquez Quesquén, mi compañero, ha declarado que hay que terminar la alianza con el fujimorismo, ¡él lo ha dicho! Y todos los hechos, las acciones, conducen a eso (que hubo una alianza). Yo le preguntaría a mi compañero, ¿y cuándo fue que se fijó esa alianza?, ¿quién la determinó?, ¿cuál fue el acuerdo al que se llegó? Esa célula tiene su posición, y está bien, se sienten apristas, pero hay otro Apra que está en las bases del pueblo que lucha junto a otra gente de distintos grupos políticos por sus conquistas populares, que pelea por sus reivindicaciones.
Usted tiene muchos años como aprista, con muchas campañas encima...
Yo tengo más de 50 años como aprista…
Por eso le pregunto, ¿cómo se explica esta transición de la bancada aprista hacia posiciones más conservadoras? Porque, en teoría, los congresistas deberían representar la línea política del partido, y, por lo que usted me dice, las bases van hacia otro lado.
Claro, pero representan su línea política, o la que ellos creen que el partido debe seguir, pero hay otras expresiones mayoritarias en el Apra que están junto a la lucha popular.
¿Por qué cree que los congresistas del Apra se ubican a la derecha?
Ellos se ubican a la derecha porque, desde hace tiempo, se percibe que en el Perú se gobierna desde la derecha o la centroderecha. Y eso quedó como una señal de éxito electoral y les conviene, y por ahí se fueron.
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Pero esa herencia viene del propio Alan García.
Bueno, a Alan hay que dejarlo porque ya desapareció.
No iba por el lado personal. Me refiero a que García marcó una línea política muy clara en los últimos quince años, digamos.
Sí, es cierto que Alan transitó por esa línea política y yo participé de eso: el pacto con el Partido Popular Cristiano (PPC), por ejemplo. Obtuvimos solo un 5,8% de la votación y nunca hicimos, o se negaron a hacer, un examen de por qué se perdió. Simplemente, todos se callaron. Eso no fue justo.
¿Y qué cree que debería hacer el Apra para recuperar las banderas progresistas que, usted señala, son las que debería defender?
Le voy a decir algo: el tema del Apra está comprendido dentro de toda la política peruana. Lo que está viviendo esta dirección fracturada, minoritaria y aislada del partido es lo que viven todas las direcciones de los partidos políticos en el Perú: hay un rechazo y resistencia a los grupos políticos y sus dirigentes. Hay una especie de resistencia a la élite dirigente del país, que incluye a políticos, empresarios y periodistas. Hay una tendencia que marca la sociedad peruana, hoy: la desconfianza. Los peruanos trabajan y progresan, pero sienten gran desconfianza hacia sus dirigentes. El Apra es parte de eso, no se excluye. Los que siempre han creído en el Apra, no solo los que son militantes, están en otro lugar, en las luchas sociales.
Para ser claros, considera que la cúpula parlamentaria aprista está alejada de la base social del partido.
Totalmente, no corresponde con la base social del Apra. ¿De qué sirve a las grandes necesidades populares que pidan la renuncia del presidente de la República, o que se peleen con no sé quién en el Congreso? Esa cúpula no le sirve a la vida del pueblo, es ineficiente para las demandas del pueblo. No sirve. ¿De qué le sirve a un estudiante en su vida diaria? ¿De qué le sirve a un obrero esta lucha pretendida de esta célula parlamentaria?
La representación aprista, en declaraciones iniciales, se ha mostrado en contra de las elecciones adelantadas para el 2020. ¿Qué piensa de eso?
Ahora la lucha es por impedir las elecciones de abril de 2020, y se lo voy a decir como alguien que ha participado en muchas campañas, ellos lo saben, además: o van a la elección valientemente, a expresarse, a convencer, a persuadir, o definitivamente el pueblo los va a ver como inservibles. No se puede negar uno a una elección, si no, pierdes la del 2020, la del 2025 y la del 2030.
Oponerse a las elecciones puede quedar como una marca.
Lógicamente, ¿cómo te puedes negar a participar? La propuesta de Vizcarra, tienen que entenderlo, no es contra ellos. Es una propuesta con criterio del presidente, que le dice a los peruanos: vamos a resolver esto entre nosotros. ¿Y qué ocurre? Que viene el grupo aprista y la derecha y dice que no, que no quieren esa elección. ¿Qué pensamos los peruanos? Que no tienen capacidad para participar, que tienen miedo de ir a la elección. Esa actitud los va a hacer perder mucha más confianza de parte de la gente.
¿Qué diría a los que se oponen a la elección adelantada?
Con toda humildad, les recomendaría que se olvidaran de bloquear la elección y que participen en ella. Tienen buenos técnicos, buenos profesionales para tratar de convencer a los peruanos. Esa es una forma de respetar al pueblo, y no de creer que somos una recua de imbéciles. Tienen que ir a la elección. Y la izquierda también debe ir.
La izquierda está de acuerdo. Los que no parecen estarlo son los fujimoristas y los apristas.
La cúpula aprista, los apristas sí están de acuerdo en ir a la elección, lo que pasa es que no van a votar por la cúpula.
¿Ya acabó el periodo de esta cúpula aprista?
Yo creo que ya para siempre. ¿Qué gran corriente aprista va a votar por la cúpula? Lo veremos. En la última elección con Alan se obtuvo un 5,8%.
Igual, no pueden reelegirse.
Es cierto, pero van a tratar de quedarse en la dirección del Apra. Yo digo esto porque hay mucha confusión sobre lo que es el partido.
Si se confirman las elecciones del año entrante, ¿cuál cree que sea el panorama que enfrentemos?
Los partidos deben ser capaces de interpretar las tendencias sociales. Frente a los grandes cambios mundiales, frente a la nueva sociedad peruana, la tendencia es hacia posiciones más de izquierda. No significa que la izquierda va a ganar, cuidado. Ahí tiene que haber unidad, coherencia, propuestas. Los grandes fundadores de la República moderna en el siglo XX son Mariátegui y Haya de la Torre: ellos coincidieron en que esta tenía que ser una república popular, democrática, social. Es el momento de rescatar ese mensaje, con madurez.
¿Le ve alguna opción electoral al Apra?
Hay una opción del Apra para participar en un triunfo electoral formando un gran frente progresista. Es un momento decisivo para el partido: o el Apra se reengancha a los sectores populares, o se reduce a ser un club de políticos, a ser una peña. Si se quiere participar de las grandes ligas populares, hay que aliarse con esos sectores y sus demandas. Ahí vamos a coincidir con la izquierda.
Lo cuestionaron algunos apristas por aceptar ser embajador en Ecuador en la gestión de Kuczynski.
No fui embajador de un partido. Puse mi experiencia al servicio del país, como cuando me tocó ser embajador en Francia y Chile en el gobierno del presidente García. Nunca dejé de ser aprista.
¿Qué piensa de la desaparición de García?
Alan fue un gran amigo mío. Considero, fue un gran peruano. Sobre su decisión, la respeto, es algo muy personal, pero no estoy de acuerdo con ella. Lo digo con toda la admiración.