¿Y podrá cambiar de modo, realmente, la señora K?,En medio de su crisis más profunda, Fuerza Popular (FP) anuncia, desde su jefa Keiko Fujimori hasta operadores de segunda línea, que se viene un ‘cambio de modo’ en el partido que desde hace dos años solo sabe destruir la institucionalidad. Operadores de segunda línea como Úrsula Letona, que siempre anda con la cara pintada lista para la guerra y que el domingo notificó al país que “el modo confrontación debe agotarse y debemos dar inicio a una etapa de un congreso reformista. Este círculo vicioso en que hemos caído todos en estos últimos dos años y medio, solo en modo confrontación, debe parar para dar pase a las reformas”. Una primera consecuencia del cambio de modo fue dejar solo a su socio el Apra en el intento de interpelar y censurar al premier César Villanueva por un motivo válido: su comentario de que el juez César Hinostroza escapó el 7 de octubre y no el día 17, algo que no fue un lapsus pues, incluso, sustentó las razones de la demora en dar la información. Es obvio, sin embargo, que el contexto obliga a tomar precauciones si se tiene en cuenta que una censura al gabinete habilitaría al presidente Vizcarra a disolver el congreso y a convocar a elecciones parlamentarias. La diferencia es que, para el Apra, cualquier escenario es preferible al actual, por lo pequeña de su bancada y por el creciente riesgo judicial de Alan García por la revelación del soborno en el metro, por lo que el río revuelto de una elección los ayudaría. FP cree, a diferencia, que no todo está perdido y que aún hay algo por salvar, y que con el ‘cambio de modo’ hacia el gobierno todo le irá mejor en la justicia, lo cual parte del error de creer que sus enredos judiciales son por una persecución política. El ‘cambio de modo’ ocurre cuando FP está desprestigiado y fragmentado, y su jefa con aprobación de solo 10% y el riesgo de ir pronto a la cárcel. Esa nueva actitud no confrontacional de FP, que le habría convenido tener desde el inicio del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, implicaría dejar de portarse como los torpes trogloditas que han sido hasta ahora, y que se revelan desde el chat ‘mototaxi’ para bajarse a Jaime Saavedra o el de la ‘botika’ de estos días, con un lenguaje y amenazas propios de una organización criminal. ¿Se podrá rehabilitar gente como Letona, Becerril, Bartra, Tubino, Beteta, Alcorta, Aramayo o Figari, para poder vincularse con la gente como gente, en vez de seguir de salvajes como hasta hoy? Si lo ordena Keiko Fujimori, de repente, pero ¿podrá realmente cambiar de modo la Sra. K?