El proceso de desalbertización en Fuerza Popular empezó hace ya varios años, y tener a Fujimori libre y disponible no ha cambiado las cosas.,Se acerca el cumpleaños de Alberto Fujimori (¿nació realmente el 28 de julio de 1938?), en el cual tendrá poco que celebrar. Las fotos lo muestran deprimido. Quienes desean anular su indulto siguen activos. La derrota de su Plan Kenji a estas alturas parece total. Es obvio que esperaba un destino algo mejor cuando salió de la cárcel, hace casi siete meses. Se dice que en política no hay muertos, pero se puede afirmar que Fujimori ya no volverá a las grandes ligas de la política, las reales o las imaginarias. A estas alturas, para bien o para mal, su apellido circula perfectamente despegado de su persona. Podría decirse que nunca ha habido tanto fujimorismo con tan poco Fujimori (y al frente tantos caviares con tan poco caviar). Su prestigio como reforzador de popularidades está en serio entredicho ahora que sus dos hijos van perdiendo terreno en las encuestas. El proceso de desalbertización en Fuerza Popular empezó hace ya varios años, y tener a Fujimori libre y disponible no ha cambiado las cosas. Hoy circulan fujimoristas prominentes que ni siquiera se han tomado la molestia de conocerlo. Si sigue siendo un nombre en la política es por su trayectoria pasada, no por su futuro. Sus 10 años en el poder están llenos de infracciones que hoy son utilizadas para descalificar al partido de su hija Keiko. Ella empezó a construir el edificio apoyada en el hipotético peso electoral del padre preso, pero terminó los acabados negando su figura. El pasado: Carlos Meléndez acaba de publicar El informe chinochet (Lima, Aguilar) sobre la peripecia chilena que Fujimori llamó su peor error. El libro, ágil y documentado, muestra que cuando el prófugo llegó a Chile en el 2005 ya estaba políticamente solo y rodeado de empeñosos amateurs, aunque él mismo entonces no lo sintiera así. Hoy esa soledad es evidente. Ciertamente el activo afecto de su hijo Kenji es algo muy valioso para él. Pero no ha habido recuperación de sus activos políticos; al contrario, ha perdido los pocos que le quedaban. Tampoco ha habido hasta ahora un papel de patriarca donde refugiarse. Son muchos los que hubieran preferido que no volviera al Perú.