¿Cuán parejo está el piso del indulto de Alberto Fujimori?,Criticar a Alberto Fujimori (AFF) por tuitear apenas dejó la clínica Centenario es tan simplón como reprocharle a Pedro Pablo Kuczynski su bailecito en la ‘ppkuadra’ de Choquehuanca para celebrar el fracaso de su vacancia. Solo son puntas de icebergs complejos y profundos. Esta columna respalda la libre expresión de todos, al margen de su condición y, obvio, de lo que diga. Alejandro Toledo, por ejemplo, tiene derecho a enviar mensajes políticos absurdos por su condición de prófugo por los sobornos millonarios. Si estos le sirven como mecanismo de escape mental, es asunto suyo, pero es obvio que ya nadie le cree. Hay casos más extremos pero que no invalidan la libertad a expresarse planteada en esta columna. Antauro Humala debiera poder seguir dando entrevistas sobre su ‘sistema de fusilamientos’, y hasta sería interesante que Abimael Guzmán opinara –si quiere– sobre lo que pasa hoy. Quizá nos asombraríamos de lo que diría. En consistencia con lo anterior, AFF debiera poder expresarse por ese foro del discurso político que es hoy el twitter, como el sábado cuando hizo un llamado a la unidad nacional. Por el twitter o por donde quiera, porque si hay evidencia sólida de que el indulto que recibió no fue ‘humanitario’ –por no cumplir los requisitos de ley– sino político –trueque indulto sin vacancia–, a nadie debe sorprender que ahora AFF haga uso de esa libertad que le regalaron en nochebuena. De paso, la vuelta de AFF con sus tuits del fin de semana le dieron una presencia política muy superior a la reaparición de PPK con gorrito y bandera en la partida de la carrera Dakar. Se puede objetar que AFF debe guardar la apariencia de una supuesta enfermedad grave, pero ejercitar los dedos para enviar un par de tuits –si él los digitó– tampoco es gran esfuerzo. Sin embargo, es obvio que él hará política en la medida de las posibilidades de un octogenario cuya salud no justificará el indulto humanitario pero en quien saltan a la vista los achaques. Asunto distinto es si eso le conviene, como, también, la casota a la que se ha ido a vivir. Y distinto es a quién le conviene y a quién no que AFF se ponga a opinar y a intervenir con entusiasmo creciente en la política. Parece que no a todos, empezando por espacios sorprendentes como el diario Expreso, tan cercano a Kenji pero que ayer notificó a AFF que, si “se burla de todos” (demostrando lo evidente: que no está grave) puede acabar como José Enrique Crousillat con la gracia revocada. ¿Señal de que el suelo no está tan parejo como se pensaba para el recién indultadito?