El cambio de nombre de la sala Gustavo Mohme Llona.,El retiro del nombre de Gustavo Mohme Llona de la sala de prensa del congreso es un nuevo paso en el intento de Fuerza Popular por hacer sentir el gran número de curules que controla, así como por reescribir aquellos capítulos de la historia del gobierno del padre de Keiko Fujimori en los que se comportó como una banda del crimen organizado. Pues eso fue lo que montaron en los noventa Alberto Fujimori y su compinche Vladimiro Montesinos, un motivo por el cual están presos. Keiko Fujimori ha dicho que desea que la agrupación neofujimorista que dirige tome distancia de las prácticas del gobierno de su padre pero, lamentablemente, en la acción cotidiana repite su estilo, para lo cual cuenta con el respaldo instrumental de la ‘élite’ de su bancada: la ‘mototaxi’. Uno de sus más ilustres pasajeros es Luis Galarreta, quien se ganó el derecho a que Keiko Fujimori lo imponga como presidente del congreso en la dura competencia para demostrar quién es el más protervo del grupo. Y Galarreta está honrando el compromiso con su jefa, lo cual explica su decisión de retirar el nombre de GMLL de la sala de prensa del congreso, un hecho del cual quieren desligarse los integrantes de la mesa directiva, incluyendo a Mauricio Mulder con su alambicada explicación para no quedar como un troglodita, pero sin enfadar a sus socios del fujimorismo. Galarreta ha demostrado ser un mequetrefe intelectual, como lo evidenció cuando dijo en la TV que Montesinos llegó a la mitad del gobierno de Fujimori y que tenía menos poder que el asesor de PPK, Carlos Moreno. Quizá sea la misma ignorancia la que lo empujó a cambiarle el nombre a la sala de prensa del congreso, lo cual no deja ser una suerte de condecoración póstuma a GMLL por venir de una agrupación política como FP que trata de reescribir la historia, creyendo que así limpia su pasado, especialmente de los pasajes que más debieran avergonzarle. Uno de ellos es, precisamente, el ataque subalterno organizado por Fujimori y Montesinos a quien, como GMLL, se opuso a ambos por su comportamiento mafioso. A varios parlamentarios fujimoristas les debe, sin duda, incomodar ese nombre. En vez de borrar, garabatear, cambiar y eliminar la historia, Keiko Fujimori debiera efectuar autocrítica que la engrandecería respecto de los delitos del gobierno de su padre. Pero, en vez de eso, opta por reescribir la historia, lo cual le hace daño, e invita a pensar en qué cloaca estaría hoy el Perú si no solo hubiera ganado el congreso sino, también, la presidencia de la república.