El amago de desacatar un fallo del TC es un grave error.,El amago de la bancada aprofujimorista de no acatar el fallo del Tribunal Constitucional (TC) sobre la ‘ley antitránsfuga’ constituye una exhibición tan prepotente como lamentable de escaso respeto por el orden institucional, así como la vocación de usar una sólida mayoría de votos para cualquier atropello. Apenas se reveló la noticia –porque hasta ahora no hay más que eso– del fallo del TC que habría declarado la inconstitucionalidad de la norma aprobada, aparecieron voceros apristas y de Fuerza Popular (FP) a plantear, como último recurso ante su derrota, que el Congreso tiene la independencia para desconocerlo. Mauricio Mulder señaló que el TC es un “tribunal de pacotilla” parecido a los organismos que convalidan el autoritarismo en Venezuela, mientras la fujimorista Karina Beteta cree que el TC actuó de “manera golpista”. Eso constituye un error grave. Primero, porque revela un desconocimiento profundo del sistema jurídico. Cualquier constitucionalista serio consultado en estos días rechaza la legalidad de esa intención. El propio abogado que defendió la constitucionalidad de la ‘ley antitránsfuga’ ante el TC, Aníbal Quiroga, señala que las disposiciones del TC deben ser acatadas por todo el Estado. Pero la pretensión de desacatar un fallo del TC no solo revela ignorancia sino, también, prepotencia a partir de la creencia de que una mayoría puede hacer lo que le da la gana solo porque cuenta con los votos aunque la razón le sea esquiva. Que es lo que, finalmente, está en juego en la implicancia política de este asunto jurídico: el control de los votos en el Congreso que se busca asegurar mediante al chantaje a los integrantes de una bancada. Que el fujimorismo lo haga es más grave aún porque refuerza su pasado de no tener ningún reparo con poner al TC en la guillotina cuando es un obstáculo para sus fines políticos, tal como lo hizo con la ‘interpretación auténtica’ de los noventas. Y que Alan García se sume a ese esfuerzo –a través de Mulder– refuerza la creencia de la existencia de un pacto aprofujimorista de alcances obvios: poner al gobierno contra las cuerdas, para lo cual cuenta con la ayuda de una parte de la bancada PpK. Finalmente, llevar a disciplina al congresista Gilbert Violeta solo por revelar la primicia, ya es el tomatazo que revela la desesperación por perder una ley que era crucial para el aprofujimorismo, lo cual explica que se ponga, realmente, oso. Hay que fortalecer a los partidos políticos, pero no a la bestia ni a la bruta.