Irene, una adolescente de 17 años, murió en la localidad de Manzanares, en España, luego de ser ingresada de urgencia por un choque anafiláctico, ya que era alérgica a la proteína de la leche. La joven había ingerido un café, durante su descanso como voluntaria, sin saber que este contenía restos lácteos.
Allegados a la joven señalaron a la agencia EFE que Irene tomó un café de cápsulas sin conocer que la cafetera estaba contaminada con restos de lactosa por una bebida que se había preparado antes. Tras consumirlo, este le provocó un paro cardiorrespiratorio, por lo que tuvo que permanecer varios días en UCI hasta que falleció el último miércoles.
El deceso de la joven fue confirmado a través de las redes sociales de la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Campo de Criptana. Ella se encontraba al lado de sus integrantes como voluntaria de la localidad.
Cuando una persona alérgica a la proteína de la leche de vaca consume alimentos que la contienen, su sistema inmunológico genera anticuerpos que generan una respuesta alérgica. Esto hace que se liberen sustancias químicas que pueden provocar que el cuerpo entre en un estado de anafilaxia: la presión arterial disminuye de repente y las vías respiratorias se estrechan, lo que impide la respiración. A esto se suma un pulso débil y acelerado, sarpullido, náuseas y vómitos.
La intolerancia a la lactosa es la incapacidad que tiene el cuerpo para digerir adecuadamente la lactosa debido a la deficiencia de lactasa. Esto significa que la lactosa no se descompone completamente en el intestino delgado, lo que puede dar lugar a una serie de síntomas desagradables, aunque no graves.
En cambio, la alergia a la lactosa se da cuando el cuerpo identifica las proteínas de la leche como una sustancia extraña y, seguidamente, desencadena una respuesta alérgica. Esto puede producir síntomas leves como prurito oral y hasta una anafilaxia.