Un análisis reciente revela que el trayecto aéreo entre Santiago de Chile y Santa Cruz de Bolivia es el más turbulento del mundo. Factores atmosféricos y geográficos hacen de esta ruta una experiencia memorable y desafiante para los pasajeros. La web especializada Turbli ha estudiado más de 150.000 registros de vuelos, concluyendo que la turbulencia en este trayecto es significativa. Los pasajeros que eligen esta ruta deben estar preparados para enfrentar cambios bruscos de altitud y fuertes turbulencias que pueden transformar un vuelo tranquilo en una experiencia estresante.
Entre las principales razones que explican esta situación se encuentra la ubicación geográfica de la ruta, que atraviesa la cordillera de los Andes, una de las cadenas montañosas más altas y extensas del mundo. Los expertos en aviación recomiendan a los pasajeros seguir ciertas pautas para enfrentar mejor este tipo de trayectos. Mantener el cinturón de seguridad abrochado durante el vuelo, evitar consumir alimentos pesados antes del viaje y usar técnicas de relajación puede ayudar a reducir el estrés causado por las turbulencias.
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La ruta entre Santiago y Santa Cruz se ve afectada por la Cordillera de los Andes, una de las cadenas montañosas más altas y extensas del mundo. Las condiciones atmosféricas en esta región, combinadas con la topografía montañosa, generan un entorno propenso a cambios bruscos en la estabilidad del aire. Al cruzar la cordillera, los aviones experimentan intensas turbulencias debido a las corrientes de viento que varían en velocidad y dirección.
La ruta del vuelo más turbulento del mundo se ve afectada por la Cordillera de los Andes. Foto: Enciclopedia Humanidades.
Las ondas orográficas, que se forman cuando los vientos fluyen perpendicularmente a las montañas, también contribuyen a la turbulencia. Estas ondas provocan ascensos y descensos repentinos en la aeronave, lo que intensifica la experiencia de vuelo. La convergencia de vientos de diferentes direcciones crea áreas de aire turbulento que los aviones deben atravesar, aumentando la inestabilidad.
Las turbulencias se clasifican en leves, moderadas y severas, y en los vuelos sobre la Cordillera de los Andes es común experimentar turbulencias moderadas a severas. Según el Servicio Meteorológico de los Estados Unidos, estas turbulencias pueden causar movimientos bruscos que resultan en incomodidad para los pasajeros y desafíos para la tripulación.
Los pasajeros deben estar preparados para la posibilidad de experimentar incomodidades durante el vuelo, ya que las turbulencias pueden ser impredecibles y variar en intensidad.
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Además del trayecto entre Santiago y Santa Cruz, existen otras rutas aéreas conocidas por su turbulencia. Vuelos que cubren áreas montañosas como el Himalaya y las Montañas Rocosas en América del Norte también enfrentan desafíos similares. Rutas en Alaska y ciertas trayectorias en Japón se encuentran en el ranking de vuelos más turbulentos, compartiendo características como altitudes elevadas y cambios rápidos en la presión atmosférica.
Los vuelos más turbulentos del planeta. Imagen: Bloomberg.
La altitud elevada de la Cordillera de los Andes influye significativamente en la generación de turbulencias. Cuando el viento se encuentra con la cordillera, el aire es obligado a ascender rápidamente, creando inestabilidad atmosférica. Este movimiento puede causar corrientes ascendentes y descendentes que contribuyen a las turbulencias, especialmente en montañas altas y empinadas.
Las ondas de montaña se forman cuando el aire fluye sobre la cordillera, generando patrones de movimiento ondulatorio en la atmósfera. Estas ondas pueden propagarse a grandes altitudes y distancias, intensificando la turbulencia. La cizalladura del viento, causada por variaciones significativas en la velocidad del viento cerca de las montañas, también es un factor que contribuye a la turbulencia.
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Para aquellos que planean volar en esta ruta, es recomendable seguir algunos consejos para estar mejor preparados. Mantener el cinturón de seguridad abrochado durante el vuelo, escuchar las instrucciones de la tripulación y evitar movimientos bruscos puede ayudar a minimizar el impacto de la turbulencia. Además, es aconsejable elegir asientos en la parte delantera del avión, donde la experiencia de turbulencia suele ser menos intensa.
Estar informado sobre las condiciones climáticas y la duración del vuelo también puede ayudar a los pasajeros a gestionar sus expectativas y prepararse mentalmente para la experiencia.