Diputados maoríes interrumpieron una sesión del Parlamento de Nueva Zelanda al realizar un haka en protesta contra un proyecto de ley que podría limitar sus derechos. La acción, liderada por la diputada Hana-Rawhiti Maipi-Clarke, generó una intensa controversia y llevó a la expulsión de dos miembros del Partido Te Pati.
El proyecto, presentado por David Seymour, líder del partido libertario ACT Nueva Zelanda, busca establecer una interpretación más estricta del Tratado de Waitangi, un documento fundamental en la historia del país. A pesar de la aprobación inicial del proyecto, la oposición ha crecido, reflejando el descontento de la población maorí, que representa el 20% de los 5,3 millones de habitantes de Nueva Zelanda.
El haka, una danza tradicional maorí, se ha convertido en un símbolo de resistencia y desafío. Durante la sesión del Parlamento, la diputada Maipi-Clarke rompió el documento del proyecto de ley y realizó el haka junto a sus compañeros, lo que obligó a suspender la sesión. Rawiri Waititi, co-líder del Partido Maorí, explicó que el haka fue un acto de desafío al Gobierno, resaltando la historia de violencia que ha enfrentado la población maorí a lo largo de los años.
El Tratado de Waitangi, firmado en 1840, es considerado el acuerdo fundacional entre el pueblo maorí y la corona británica. Sin embargo, la interpretación de sus cláusulas ha sido objeto de debate durante décadas. La propuesta legislativa actual busca redefinir este acuerdo, lo que ha generado preocupación entre las comunidades maoríes, que temen perder derechos adquiridos a lo largo de los años.
A pesar del apoyo inicial que recibió el proyecto de ley, se prevé que carezca de los votos necesarios para su aprobación final en el Parlamento. Algunos partidos que inicialmente respaldaron la legislación han indicado que podrían retirarse de su apoyo en futuras votaciones, lo que podría cambiar el rumbo de esta controvertida propuesta.
Las manifestaciones en contra del proyecto de ley han continuado, con miles de personas marchando en las calles de Wellington. La movilización ha sido impulsada por la preocupación de que la legislación socave los derechos de la población maorí y perpetúe la desigualdad en el país. La próxima gran manifestación está programada para el martes, cuando se espera que una multitud se reúna en la capital para expresar su descontento.
La situación actual refleja un momento crítico en la historia de Nueva Zelanda, donde las tensiones entre el gobierno y las comunidades indígenas están a la vista. La respuesta del Parlamento y la sociedad civil ante esta propuesta legislativa será fundamental para determinar el futuro de los derechos maoríes en el país.