Un país en América Latina posee una característica geográfica inusual: es posible ver el amanecer desde un océano y el atardecer desde otro. Esta particularidad atrae a viajeros en busca de experiencias fuera de lo común, pues ofrece la oportunidad de vivir dos costas en un solo día. Además, esta nación cuenta con una obra de ingeniería que conecta ambos océanos, siendo clave en el comercio mundial y en el desarrollo turístico de la región.
Su geografía es tan diversa que abarca islas tropicales, exuberantes paisajes y especies únicas. Entre sus destinos más reconocidos se encuentran islas que invitan al senderismo, deportes acuáticos y al contacto con comunidades locales que mantienen vivas sus tradiciones.
Panamá es el único país latinoamericano donde el amanecer y el atardecer pueden observarse desde océanos opuestos, un fenómeno que atrae a visitantes en busca de experiencias singulares. Al estar bordeado por el Pacífico al sur y el Atlántico al norte, los viajeros pueden desplazarse en un solo día de un océano al otro, disfrutando de dos mares diferentes en una misma jornada. Entre sus destinos imperdibles se encuentran la isla de Taboga, conocida como la "isla de las flores", que fascina con sus playas tropicales y su historia.
Panamá está bordeado por el Pacífico al sur y el Atlántico al norte. Foto: Difusión
Por su lado, el Atlántico panameño alberga la provincia de Bocas del Toro, un paraíso de islas que combina playas, parques marinos y comunidades indígenas. Las aguas cristalinas y las condiciones naturales de Colón también invitan a disfrutar del surf y el buceo, siendo un atractivo cada vez más popular. Panamá, con su canal y sus recursos naturales, se ha posicionado como un destino imperdible en el mapa turístico de América Latina.
Panamá posee una de las obras de ingeniería más impresionantes del mundo, conectando el océano Atlántico con el Pacífico a través del Canal de Panamá y desempeñando un papel crucial en el comercio global. Inaugurado en 1914, el canal ha sido esencial para el tránsito marítimo internacional, permitiendo que los barcos crucen de un océano a otro en unas 8 a 10 horas. Esta hazaña de ingeniería utiliza un ingenioso sistema de esclusas que eleva y baja los barcos desde el nivel del mar hasta el nivel del lago Gatún y viceversa, facilitando un tránsito eficiente que de otro modo requeriría rodear el continente sudamericano por el Cabo de Hornos.
Además de su impacto económico, el Canal de Panamá es también una importante atracción turística. Los visitantes pueden disfrutar de las vistas y observar el fascinante proceso en las esclusas de Miraflores, además de explorar el Museo del Canal de Panamá, que ofrece una rica historia sobre la construcción y operación del canal.