Estados Unidos tiene como territorio no incorporado a Puerto Rico, es decir, la isla caribeña no es un país soberano ni forma parte de América Latina en términos políticos. A pesar de su ubicación geográfica y sus idiomas (español e inglés), la isla ha estado bajo control estadounidense tras la guerra hispano-estadounidense y no ha logrado obtener la independencia. Esta relación lo ha mantenido en una posición de desventaja económica y política a lo largo de los años.
A pesar de estar bajo la administración de una de las mayores potencias económicas del mundo, Puerto Rico enfrenta serios desafíos financieros. El estatus territorial de la isla ha contribuido a una dependencia de las decisiones que se toman en Washington, lo cual limita sus capacidades para progresar de manera independiente.
Desde la guerra entre España y Estados Unidos, Puerto Rico se convirtió en territorio de la potencia mundial. Foto: Kurz and Allison
Puerto Rico no es un país independiente debido a su historia de colonización y posterior anexión a Estados Unidos. Tras la guerra hispano-estadounidense en 1898, el país norteamericano tomó control de la isla y la transformó en un territorio no incorporado. Sin embargo, a pesar de que los puertorriqueños tienen ciudadanía estadounidense, no pueden votar en elecciones presidenciales y carecen de representación plena en el Congreso de Estados Unidos.
Aunque en 1952 se creó el Estado Libre Asociado —lo que otorgó cierta autonomía—, Puerto Rico sigue bajo la jurisdicción del Congreso estadounidense. Esta falta de plena soberanía impide que la isla se considere un país independiente, por lo que este estatus político ha sido objeto de debate durante décadas.
Los puertorriqueños no pueden participar en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, pese a que cuentan con la ciudadanía estadounidense. Foto: Diálogo Político Org.
La explosión del USS Maine el 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana fue el detonante de la guerra hispano-estadounidense. Aunque no se ha demostrado la causa exacta, el evento generó tensiones diplomáticas entre ambos países. Estados Unidos culpó a España del incidente, lo que llevó a la declaración de guerra el 25 de abril del mismo año. La guerra resultó en la independencia de Cuba y la anexión de Puerto Rico, Filipinas y Guam por parte de Estados Unidos.
La guerra hispano-estadounidense marcó el fin del imperio colonial español y consolidó la influencia de Estados Unidos en el Caribe y el Pacífico. A través de la intervención militar y acuerdos posteriores, Estados Unidos adquirió control sobre territorios estratégicos, lo cual fortaleció su presencia global. Por su parte, Cuba alcanzó la independencia, aunque bajo la influencia norteamericana en los años posteriores.
El 25 de abril de 1898, Estados Unidos le declaró la guerra a España luego de la explosión del USS Maine el 15 de febrero del mismo año. Foto: A. Melero
Ser un territorio no incorporado significa que Puerto Rico no tiene los mismos derechos que los estados de Estados Unidos. Aunque los ciudadanos puertorriqueños tienen la ciudadanía estadounidense, no disfrutan de los beneficios completos de ser un estado. Además, su Gobierno está limitado por las decisiones del Congreso de Estados Unidos, lo que afecta la gestión de recursos y políticas internas.
El estatus territorial ha puesto a la isla en una situación difícil, especialmente en tiempos de crisis económica y desastres naturales, como los huracanes que devastaron la región en los últimos años. A pesar de estar bajo la administración de Estados Unidos, la isla no recibe todos los beneficios federales, lo cual agrava su situación económica y social.
El 5 de noviembre, junto con las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Puerto Rico celebrará un referéndum no vinculante para decidir su estatus: estadidad, independencia plena o independencia con libre asociación. Foto: Marco Bello
Puerto Rico, a pesar de su relación con Estados Unidos, no es una potencia económica. De hecho, enfrenta importantes desafíos financieros que lo colocan en una posición vulnerable. La isla ha sufrido una prolongada recesión desde principios del siglo XXI, en gran parte debido a la gran deuda pública que ha afectado su capacidad para crecer económicamente.
A pesar de los esfuerzos por reestructurar su economía y atraer inversión extranjera, Puerto Rico no ha logrado salir de la crisis. Además, al no tener plena soberanía, las decisiones clave sobre la política fiscal y la economía son tomadas por Washington, lo cual limita el margen de maniobra de la isla para buscar soluciones más efectivas, por lo que la deuda y la falta de autonomía siguen siendo los principales obstáculos para su desarrollo.