El glaciar Thwaites, situado en la Antártida occidental, es considerado uno de los más críticos para el futuro del planeta. Este coloso de hielo, que se extiende por más de 120 kilómetros de ancho y abarca un área similar al tamaño de Florida o Gran Bretaña, está perdiendo estabilidad a un ritmo preocupante. Los expertos estiman que, si su deshielo continúa a la velocidad actual, podría elevar el nivel del mar en hasta 3,3 metros para el siglo XXIII.
La vulnerabilidad del glaciar Thwaites se debe a su ubicación sobre un lecho marino que desciende hacia el interior de la Antártida, lo que facilita la entrada de aguas cálidas desde el océano. Este fenómeno ha sido responsable de que la tasa de retroceso de Thwaites se haya duplicado en las últimas décadas, contribuyendo al 8% del aumento global del nivel del mar.
El glaciar Thwaites desemboca en el mar de Amundsen, situado a unos 30 kilómetros al este del monte Murphy, en la región de Marie Byrd. Foto: National Geographic
El estudio de Thwaites es una prioridad global debido a su potencial impacto en el medio ambiente y las zonas costeras del mundo. A través de avanzadas técnicas de monitoreo, como el uso de robots submarinos y modelado de fracturas de hielo, científicos de la International Thwaites Glacier Collaboration (ITGC) han logrado obtener nuevos datos sobre su desintegración.
Entre los hallazgos más recientes se destaca que, aunque los modelos predictivos han mejorado, aún queda mucho por entender sobre el futuro del glaciar. "Los últimos modelos informáticos predicen una pérdida continua de hielo que se acelerará durante el siglo XXII", explicó el Dr. Ted Scambos, científico coordinador del ITGC. Este colapso podría extenderse a toda la capa de hielo de la Antártida occidental, lo que afectaría drásticamente el nivel del mar global.
El retroceso de Thwaites no solo afecta a su entorno inmediato, sino que también tiene repercusiones a nivel global. Actualmente, la región donde se encuentra el glaciar, la bahía del mar de Amundsen, contribuye con el 8% del aumento anual del nivel del mar, que ya se encuentra en 4,6 mm por año.
Si bien el derretimiento de Thwaites no es el único factor que impulsa este incremento, su rol es crucial. En algunas áreas, el glaciar tiene más de 2000 metros de espesor, lo que lo convierte en una de las mayores reservas de agua dulce congelada en el planeta. Si Thwaites llegara a desintegrarse por completo, su agua contribuiría directamente al aumento de los océanos, poniendo en peligro a comunidades costeras de todo el mundo.
Un glaciar es una acumulación de hielo y nieve que se desplaza lentamente sobre la superficie terrestre. Foto: El Foro Económico Mundial
En primer lugar, es importante considerar la relevancia de los glaciares para la vida en la Tierra tal como la conocemos. Según el National Snow and Ice Data Center (NSIDC) de la Universidad de Colorado Boulder, un glaciar se define como una acumulación de hielo y nieve que se desplaza lentamente sobre la superficie terrestre. En zonas de mayor altitud, generalmente cae más nieve de la que se derrite, lo que contribuye a aumentar su volumen. Con el tiempo, el exceso de hielo acumulado empieza a deslizarse hacia abajo. En altitudes más bajas, la tasa de fusión tiende a ser más alta, o se pueden desprender icebergs que reducen la masa de hielo.
Los glaciares alpinos son ríos de hielo que se desplazan lentamente por su propio peso, descendiendo ladera abajo hacia los valles. También hay glaciares en los bordes de las capas de hielo que cubren grandes continentes. Durante el “Último Máximo Glacial”, hace aproximadamente 20.000 años, la capa de hielo de Laurentide cubrió gran parte de Norteamérica, y su peso formó las cuencas que hoy en día contienen los Grandes Lagos, ubicados en la frontera entre Estados Unidos y Canadá.
La Antártida es el continente más austral del planeta. Foto: National Geographic
Actualmente, solo existen dos mantos de hielo en la Tierra: el de la Antártida y el de Groenlandia. La capa de hielo antártica abarca aproximadamente 14 millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale a la superficie total de Estados Unidos y México juntos. Este extenso manto, junto con el de Groenlandia, contiene más del 99% del hielo de agua dulce del planeta.
Además, el agua dulce presente en estas dos capas de hielo constituye más del 68% del total de agua dulce en la Tierra. Estas capas están en continuo movimiento, extendiéndose desde grandes cúpulas que forman estos glaciares polares.