Por: Genesis Peña
En la actualidad existe un país de América Latina que ha anunciado una inversión de USD 5,400 millones en un megaproyecto destinado a la exportación de energía eléctrica hacia Estados Unidos. Esta iniciativa no solo representa un esfuerzo por aprovechar los abundantes recursos naturales del país, sino que también está diseñada para consolidar su posición como un referente en el sector energético latinoamericano.
La propuesta, que se encuentra en fase de planificación avanzada, busca diversificar la matriz energética nacional e impulsar el desarrollo sostenible. Las autoridades afirman que el megaproyecto permitirá generar una capacidad eléctrica que beneficiará tanto el consumo interno como la exportación hacia mercados extranjeros, respondiendo así a la creciente demanda de energía en el norte del continente.
Este movimiento estratégico tiene profundas implicancias. Por un lado, se espera que la inversión genere miles de empleos, potenciando la economía local . Por otro, el país planea posicionarse como un jugador clave en el suministro de energía renovable al mercado norteamericano, alineándose con las metas de sostenibilidad y reducción de emisiones que han cobrado fuerza en los últimos años.
República Dominicana ha dado un paso audaz hacia el futuro energético de la región al lanzar un ambicioso proyecto destinado a exportar energía eléctrica a Estados Unidos. Este innovador plan incluye la instalación de un cable submarino que conectará directamente con Puerto Rico, permitiendo así el suministro de electricidad a territorio estadounidense.
La iniciativa no solo busca diversificar la matriz energética dominicana, sino también posicionar al país como un jugador clave en el mercado regional de energía. Con la aprobación del proyecto, el país se alinearía con las tendencias globales de intercambio energético, facilitando un abastecimiento más robusto y eficiente para sus vecinos del norte.
A través de cables submarinos, Republica Dominicana y Puerto Rico abastecerán de energía a EE. UU. reforzando la estructura energética. Foto: Noticias SIN
El respaldo del Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE) es crucial para el avance de este megaproyecto. La colaboración con esta entidad no solo garantiza la viabilidad técnica de la instalación, sino que también facilitará los permisos necesarios para que la obra se convierta en realidad. Además, la participación del DOE subraya la importancia estratégica de la iniciativa, que podría establecer un precedente en la cooperación energética entre países de la región.
Desde que el huracán María azotó Puerto Rico en septiembre de 2017, la isla ha estado atrapada en un ciclo de apagones constantes que han puesto en jaque la vida diaria de sus habitantes y las operaciones de empresas locales. Si bien la catástrofe dejó una devastación palpable, la raíz del problema se asienta en un sistema energético que ya se encontraba en condiciones críticas antes del desastre.
La Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), responsable de la operación y mantenimiento del sistema, ha luchado por recuperar la infraestructura afectada. Sin embargo, los esfuerzos se han visto obstaculizados por múltiples factores que han perpetuado la crisis energética. Uno de los problemas más significativos ha sido el envejecido sistema energético de la isla. Antes de María, la AEE enfrentaba desafíos relacionados con la obsolescencia de sus instalaciones y la falta de inversiones para modernizarlas. La infraestructura deteriorada ha demostrado ser incapaz de soportar las condiciones climáticas extremas que afectan a Puerto Rico, siendo testigo de una serie de apagones que se han vuelto un común denominador en la cotidianidad de los puertorriqueños.
Los huracanes no son la única amenaza. La isla, ubicada en una región propensa a tormentas tropicales, también ha sufrido la falta de mantenimiento y modernización en su red eléctrica. Después de María, otros eventos climáticos, aunque menos devastadores, han evidenciado la fragilidad del sistema. La combinación de un clima adverso y una infraestructura debilitada ha llevado a cortes de energía en momentos en que más se necesita.
Ante esto, con el megaproyecto que impulsa la República Dominicana se contribuirá a la estabilidad del sistema eléctrico de Puerto Rico,. Este vínculo energético puede ser la clave para mejorar y modernizar su infraestructura eléctrica. Los detalles técnicos sobre el cable submarino, así como cronogramas y estimaciones de costo, se irán puliendo en los próximos meses, conforme el proyecto avance hacia las fases de planificación y construcción. No obstante, este anuncio representa una visión entusiasta del futuro, donde la colaboración energética entre naciones no solo es posible, sino vital.
Así, República Dominicana se posiciona no solo como un líder en la producción de energía eléctrica en la región, sino también como un socio estratégico para Estados Unidos en el ámbito energético, marcando un nuevo capítulo en la interdependencia de las naciones del Caribe y América del Norte. La expectativa es alta y el mundo observa con atención cómo se desarrolla esta prometedora iniciativa.