A menos de dos meses para las elecciones presidenciales en EE. UU., la candidata demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump se verán las caras en un debate organizado por la cadena ABC News. La confrontación de ideas será este martes 10 de setiembre y se realizará en el National Constitution Center de Filadelfia, Pensilvania, estado clave, porque es considerado como uno de los principales swing states, que son los que tienen el mayor número de colegios electorales que históricamente han definido los resultados de los comicios en EE. UU.
Al igual que la ciudad, este debate es bisagra para ambos candidatos, quienes estarán sometidos a estrictas reglas protocolares como el mute del micrófono del aspirante que no está exponiendo sus ideas, y la prohibición de tener objetos y notas a la mano.
“En general, los debates presidenciales no afectan a un número suficiente de votos para decidir el resultado de unas elecciones. Pero cuando una elección es reñida, como puede ser esta, desempeñan un papel importante”, dijo al respecto hace unas semanas Kathleen Hall Jamieson, profesora de comunicación en la Universidad de Pensilvania para AFP (recogió CNN).
La oportunidad de Kamala Harris
Para la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris, esta es sobre todo una oportunidad para despuntarse de su opositor y demostrar que puede salir airosa de un debate con Donald Trump, quien ya tiene la experiencia de haber enfrentado a Hillary Clinton y Joe Biden, y no se ruboriza si es que tiene que atacar a su rival o dar datos imprecisos que luego son desmentidos por especialistas.
“Kamala Harris (es favorita para ganar los comicios), pero no por mucho; ya tiene una diferencia por encima del margen de error estadístico a su favor, pero hay que tener en cuenta que eso puede cambiar como cambió el 2016 cuando se abrió una investigación contra Hillary Clinton en la última semana de campaña y eso cambió las tendencias; además, ella necesita ganar por un margen de más de cuatro puntos para garantizar el triunfo en el Colegio Electoral”, explica el internacionalista Farid Kahhat a La República.
“Los demócratas tienen el problema que pueden ganar el voto popular y aun así perder en el Colegio Electoral, que es el que elige al presidente; entonces, necesita ganar por un margen claro”, añade.
Asimismo, menciona que Harris debe tener en cuenta (no solo en el debate) que los republicanos ya han sido anteriormente favorecidos indirectamente con el sistema electoral estadounidense.
“(El sistema) beneficia a los republicanos por dos razones; la primera es que, en dos ocasiones, han perdido el voto popular y ganado la presidencia al ganar el sistema del Colegio Electoral, y eso tiene que ver con las otras ventajas que les ofrece porque sobredimensiona la representación de los estados con menos población que suelen ser más conservadores y por ende más proclives a votar por un republicano”, sostiene.
A su turno, Óscar Vidarte, también internacionalista, menciona que una de las ventajas que tiene Harris para este debate es que es relativamente un rostro nuevo y existe entusiasmo en escuchar qué dice; mientras que Donald Trump no ha cambiado su discurso desde el inicio de sus anteriores campañas.
Especialistas opinan sobre el debate presidencial de Estados Unidos. Foto: composición LR
“Harris se enfrenta a alguien que conoce a los medios de comunicación y que se mueve muy bien dentro de ese ámbito, pero yo creo que tiene un plus que no tiene Trump: es una mirada nueva, distinta, novedosa; Kamala Harris representa algo nuevo, con un toque fresco de juventud que Trump no tiene, y por el lado de Trump, creo que se está desgastando; yo tengo la impresión de que no está mostrando nada nuevo; tiene su base que vota por él, pero más allá de eso no muestra nada nuevo. Es un candidato con la misma narrativa; es más, hay temas que ha vuelto a sacar como el muro y un discurso que es similar, que apela a la xenofobia, la intolerancia, a los fake news”, refiere.
A la vez, Vidarte sostiene que Harris debe estar preparada para todo tipo de escenarios, debido a que Trump lo estará.
“Va a depender de cuál es la estrategia, porque con Trump hay que tener una claramente definida, ya que es un tipo que sale a insultar, a faltar el respeto y ahí hay que tener claro cómo enfrentarte a un sujeto que va a recurrir a la misoginia y a la inmigración seguramente, por lo que hay que saber también qué hacer frente a ese tipo de personajes”, apunta.
Debate vicepresidencial
Por otro lado, Vidarte comenta que a diferencia del aspirante a vicepresidente por el Partido Republicano, JD Vance, su contraparte Tim Walz, podría jugar un papel fundamental en los comicios de noviembre.
“Mientras que Harris es la migrante de ciudad que se construyó a través de la vida universitaria, pues su vicepresidente Tim Walz es más bien todo lo contrario: es el americano del interior del país, el americano que sirvió en el Ejército, que ha sido profesor de escuela y de fútbol americano; entonces, él representa ese otro Estados Unidos, el que normalmente vota por Trump; ahí es donde vamos a poder ver un poco la mano de Tim Walz; mientras que Vance, por el lado republicano, representa prácticamente lo mismo que Donald Trump; es un mini-Trump”.
En octubre ambos candidatos a la vicepresidencia tendrán su debate aparte en los estudios de CBS, en NY. Si Harris capitaliza su debate y el de su mano derecha, sería la favorita.
El sistema electoral estadounidense
En EE. UU. las elecciones se dan de manera indirecta; es decir, el presidente y vicepresidente no son elegidos directamente por el voto ciudadano, sino que en realidad, los estadounidenses le dan ese poder al Colegio Electoral.
Este es un organismo formado por 538 delegados que representan a cada uno de los estados de Estados Unidos. La cantidad de delegados de cada ciudad es proporcional al tamaño de su población.
Por ejemplo, los estados con mayor población son California y Texas, que están representados por 54 y 40 delegados, respectivamente; la cantidad mínima de delegados en un estado es de 3, lo que ocasiona que algunos estén sobrerrepresentados y otros subrrepresentados.
Son estos 538 delegados, también llamados electores o compromisarios, los que acuden en diciembre a emitir su voto. Para que un candidato gane las elecciones, va a necesitar 270 votos de los delegados del Colegio Electoral, o sea la mitad más uno.
Surge una interrogante natural: ¿entonces por qué y para qué votan los millones de estadounidenses en noviembre?
Los delegados atienden la decisión de los votantes de su estado y, cuando les toca sufragar en diciembre, todos los delegados de una ciudad votan por el candidato que ganó en su estado.
Por ejemplo, si la mayoría de los ciudadanos de California votan a favor de Kamala Harris, los 54 delegados de esa ciudad votarán por ella en diciembre.
Por ello, a los postulantes les interesa ganar en estados en los que hay más delegados, ya que se acercarían cada vez más a los 270 votos que requieren (de 538) para ganar la elección.
Ahora, si bien estos delegados no están obligados a votar por el candidato que su ciudad eligió en mayoría, en muy pocas ocasiones decidieron hacer caso omiso a la decisión popular.❖