El consejo de transición de Haití ha designado a Garry Conille como primer ministro con el fin de frenar la violencia desatada por pandillas en la nación caribeña. La llegada de Conille coincide con la espera de una fuerza internacional liderada por Kenia, destinada a restaurar el orden en Puerto Príncipe, una ciudad dominada por criminales. La renuncia de Ariel Henry en marzo, ante el creciente caos, dejó un vacío que el consejo espera llenar con el nuevo liderazgo.
El contexto en el que Conille asume el cargo no podría ser más desafiante. La capital haitiana, sumida en el terror de bandas armadas, enfrenta una grave crisis humanitaria. La Unesco y otros organismos internacionales han alertado sobre la situación crítica en Haití, donde la inseguridad alimentaria afecta a millones. La designación de Conille busca traer estabilidad y esperanza en medio del caos, mientras el país aguarda la intervención internacional.
Garry Conille es un médico de 58 años con amplia trayectoria en salud pública. Foto: AFP
Garry Conille, un médico de 58 años con amplia trayectoria en salud pública y desarrollo comunitario, ya tuvo un breve periodo como primer ministro entre 2011 y 2012 durante la presidencia de Michel Martelly. Actualmente, es Director Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, cargo que refleja su compromiso con la asistencia humanitaria. Conille ha trabajado intensamente en Naciones Unidas y tiene experiencia en la reconstrucción post-desastres, particularmente tras el devastador terremoto de 2010 en Haití.
El consejo de transición, compuesto por nueve miembros, seleccionó a Conille por consenso y destacó su aptitud para liderar en tiempos de adversidad.
La renuncia de Ariel Henry en marzo, motivada por los ataques de pandillas, dejó un vacío que el consejo de transición debía llenar urgentemente. Conille fue elegido tras un proceso de audiencias de candidatos, en un intento por formar un gobierno de transición capaz de conducir al país hacia elecciones futuras. Esta designación se produce mientras Haití espera la llegada de una fuerza internacional que respalde a la policía nacional en la lucha contra las pandillas.
Conille debe enfrentarse a desafíos monumentales: estabilizar la seguridad, revitalizar la economía y manejar la crisis humanitaria. La violencia de pandillas, lideradas por figuras como Jimmy 'Barbecue' Chérizier, ha sumido al país en un caos incontrolable. Además, la inflación y la pobreza extrema agravan la situación, con millones de haitianos en inseguridad alimentaria.
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La violencia en Haití ha alcanzado niveles alarmantes. Se estima que el 80% de Puerto Príncipe está bajo el control de bandas criminales, responsables de asesinatos, secuestros y saqueos. Esta situación ha provocado el desplazamiento de más de 360.000 personas y ha paralizado las rutas de suministro de alimentos y medicinas. El sistema de salud está al borde del colapso, según Unicef, exacerbado por la violencia, epidemias y la desnutrición creciente.
El nombramiento de Conille busca frenar esta ola de violencia y restaurar un mínimo de orden. Sin embargo, la tarea es grande por el poder y la impunidad con que operan las pandillas. La esperada intervención internacional es vista como una posible solución a corto plazo, pero la reconstrucción del estado haitiano requerirá esfuerzos sostenidos y apoyo global.
Grupos de la sociedad civil, como el Montana Accord, han señalado que el consejo no ha tomado medidas significativas para aliviar el sufrimiento de la población. Acusan al consejo de no ser transparente en la selección del primer ministro y de no compartir públicamente los criterios utilizados.
Además, la prolongada indecisión en la elección de un nuevo líder ha generado frustración y desconfianza. La tarea del consejo es monumental: nombrar a un gabinete eficiente y preparar al país para elecciones generales y restaurar la confianza en las instituciones democráticas.