La reciente tragedia del Titán, sumergible que implosionó en el mar y que provocó la muerte de cinco tripulantes, durante una expedición hasta los restos del Titanic, reavivó el interés por el enigma que envuelve al popular transatlántico hundido hace 111 años tras chocar con un iceberg en la isla de Terranova, Canadá.
El naufragio más famoso del mundo ocurrió durante la madrugada del 15 de abril de 1912, provocó el fallecimiento de al menos 1.500 personas. Poco más de 700 pasajeros lograron sobrevivir a bordo de los botes salvavidas, de los cuales 6 murieron en las horas siguientes.
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El Titanic fue considerado como el mayor barco de pasajeros del mundo al finalizar su construcción, y su hundimiento generó gran conmoción entre la sociedad, además de ser motivo de estudio para los expertos.
Los restos del Titanic se encuentran en el norte del océano Atlántico, a unos 3.800 km de profundidad y alrededor de 600 kilómetros al sureste de la costa de Newfoundland, en Canadá. Los restos del barco se encuentran divididos en 2 partes, con la proa y la popa separadas por cerca de 800 metros. Un gigantesco campo de escombros rodea las dos partes de la embarcación.
En la actualidad, la zona donde pereció el barco se conoce como el Cañón del Titanic, nombre que le fue otorgado a propuesta del geólogo marino Alan Ruffmann en 1991.
Existen diversos factores que no permiten que los investigadores del Titanic retiren del océano los restos de la embarcación. Aunque hoy en día existe tecnología para descender hasta las profundidades del mar, donde reposan los restos, el trabajo de subir a la superficie toneladas de acero oxidado implicaría un millonario presupuesto, además de no haber garantía de que las estructuras que aún permanecen completas no sufrieran daños.