En la actualidad, muchas cárceles son conocidas por su sobrepoblación penitenciaria. De acuerdo a World Prision Brief (WPB), en América Latina, países como Perú y Guatemala exceden el número de presos en relación con el espacio disponible en más de un 200%. Sin embargo, al otro lado del planeta, la situación es distinta, ya que en Noruega pueden gozar de la prisión “más cómoda del mundo”, según World Economic Forum.
Se trata de Bastoy, un penal ubicado en una isla del mismo nombre, a solo 1 hora de su capital, Oslo. En estas instalaciones se emplea un sistema basado en el “enfoque humano”, que levantó una serie de críticas debido a que se le considera muy permisivo.
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Aunque parezca extraño, allí los prisioneros viven al aire libre y no están rodeados de ningún tipo de reja. Asimismo, pueden ocupar su tiempo en distintas actividades deportivas, como la equitación o la pesca o el tenis. Por otro lado, al interior se cuenta con una sala de cine, saunas, cursos y charlas.
En Bastoy viven alrededor de 115 reclusos, quienes trabajan como jardineros, mecánicos o personal de limpieza. Por cada jornada laboral ganan 8 euros, pero las autoridades les dan 24 euros extras por semana, los cuales pueden gastar en su alimentación o en llamar a sus familiares.
En Bastoy, los reclusos aprenden algún oficio. Foto: composición LR/La Voz del Muro/La Vanguardia
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Esta isla no solo es sinónimo de criminales, sino que también es considerada como un centro turístico debido a su playa Nordbukta. Incluso los mismos hombres privados de su libertad operan un ferry que realiza varios viajes de ida y vuelta para los visitantes.
Debido a todas estas comodidades, no cualquier delincuente puede ser enviado directamente a Bastoy. Quienes deseen ingresar deben postular y demostrar que quieren cambiar mientras cumplen condena en cárceles más tradicionales.
Es importante precisar que en Noruega no hay la pena de cadena perpetua. La más larga es de 30 años, por delitos como el genocidio, crímenes de lesa o humanidad u otros crímenes de guerra.
En Bastoy, los prisioneros pueden disfrutar de cuidar caballos. Foto: Espen Eichhöfer/Insider
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En Noruega es habitual encontrar cárceles con cómodas instalaciones, ya que consideran que esto brinda una fácil reinserción de los reclusos. “La vida dentro de la prisión debe parecerse a la vida fuera, tanto como lo permitan las consideraciones de seguridad y los recursos”, explicó Gerhard Ploeg, exasesor del Ministerio de Justicia de Noruega, a New York Times.
Esto les ha permitido tener la tasa de reincidencia más baja de Escandinavia, ya que, dos años después de la puesta en libertad, solo el 20% de los presos han vuelto a ser condenados.