El sábado pasado, la ministra de Relaciones Exteriores, Ana Cecilia Gervasi, declaró que “Perú consideró como injerencia opiniones de gobiernos sobre crisis” al medio RPP. No obstante, surge el debate de si es pertinente considerarlo una “injerencia” o no. Frente a esto, el internacionalista, Óscar Vidarte, analizó el panorama político a nivel internacional y qué consecuencias puede traer esta crisis en las relaciones con otros países vecinos.
Tal y como explicó Óscar Vidarte, se presentaron dos fases en la posición de los países latinoamericanos frente a la crisis peruana. En un primer momento, Dina Boluarte asumió el poder constitucionalmente y, por ello, la comunidad internacional lo reconoció, a excepción de países, como México, Colombia, Bolivia y Argentina. No obstante, para enero de 2023, eso pasaría a otro plano e iniciarían las constantes manifestaciones, las muertes de peruanos en provincias sureñas y uno en Lima, registrado recientemente.
“Este segundo momento ya es más complejo, pues la comunidad internacional ya comienza a mostrar otro discurso, otra narrativa. Vemos a los medios internacionales muchísimo más críticos, a los gobiernos y a los organismos internacionales mostrando su preocupación. Incluso, algunos países alzan la voz mucho más y cuestionan lo que pasa en el Perú con un tono más duro”, declaró Vidarte.
Entonces, ¿cuál sería la posición de la Cancillería, a diferencia de la primera fase? El internacionalista responde que “es mucho más difícil, porque tiene que defender algunas cuestiones que parecen indefendibles, como el uso de la fuerza que el gobierno parece estar negando, hasta el día de hoy, entonces esa defensa se hace mucho más difícil”, señaló en la entrevista.
Aquella declaración es reforzada por la pronunciación de la actual mandataria, Dina Boluarte, expuesta en la agencia EFE, "la situación está controlada y estará controlada", aseveró la mandataria, mientras se registraban duros enfrentamientos en las calles y un incendio de grandes dimensiones, cuyo origen aún es un enigma, consumía una casona del centro histórico de Lima.
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Para el internacionalista Vidarte, el hecho de existir violencia ya “causa mucha preocupación”. Y ello viene no solo “a través de acciones vandálicas y o delictivas de diferentes magnitudes, por parte de la gente que se manifiesta, sino también vemos un uso excesivo de la fuerza y lo peor vemos a algunas personas intentar justificarlo (…) Además, vemos un Ejecutivo que no tiene la capacidad de enfrentar esta situación y se está volviendo más complicada”
Pero, ¿estas acciones tomadas por las autoridades son aplicadas recién en el gobierno de Boluarte? Vidarte expresa que es irónico, porque “venimos hablando de esto y creo que las mismas palabras se repetían hace cuatro o cinco años con Kuczynski, luego con Vizcarra y con Castillo. Ahora seguimos hablando de lo mismo y parece que ese abismo sigue siendo cada vez más profundo”.
Lamentablemente, a nivel internacional, la imagen de Perú ha estado muy afectada. “El Perú es un país que en siete años ha tenido varios presidentes. Particularmente, eso es inestable y caótico. Antes el Perú era reconocido como un referente regional, que a partir de nuestro crecimiento económico era uno de los más importantes. Se habló de los Pumas andinos, similar a los tigres asiáticos. El país era reflejado por su buena exposición internacional, pero creo que en los últimos años han acabado y más bien vemos una imagen muy deteriorada. Creo que en los últimos tiempos con Castillo y luego con Boluarte pues se ha vuelto cada vez cada vez más delicada. En resumen, a nivel internacional estamos muy debilitados”, explicó el internacionalista.
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Entonces, ¿qué posición debería tomar Boluarte para cambiar, o intentarlo, la imagen del país? Para Vidarte, “algunos reclamos a nivel interno, también los vemos a nivel internacional. Es necesario centrarse en las críticas que se han generado, porque es evidente que el Perú ha generado preocupación. Incluso es tema de debate en la OEA, como en la última Cumbre Nacional, donde los dos temas políticos más importantes fueron Brasil y Perú”.
Incluso, más allá de las críticas y pronunciamientos de algunos países, como Chile, México, Argentina, etc., “hay una preocupación de la región por lo que pasa en el Perú y yo creo que no basta con comunicados o con discursos, como los que la presidenta ha realizado a nivel internacional. Yo creo que es importante que la presidenta tenga algún tipo de manifestación internacional frente a lo que pasa en el Perú. Asimismo, es necesario otras cosas que también se pidan a nivel interno como, por ejemplo, es necesario un nivel de autocrítica, de responsabilidades políticas frente a lo que a lo que viene sucediendo”.
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Para esta pregunta, Óscar Vidarte aclara lo que implica una injerencia, pues considera que hay problemas en su definición. “Según el derecho internacional, la injerencia tiene dos elementos fundamentales: El primero es que haya una intromisión en asuntos que son parte de la soberanía de un país, mientras que la segunda es que exista algún mecanismo de coacción realmente que busque cambiar justamente o afectar o generar algún tipo de impacto, por eso se dice que la simple opinión pues difícilmente sea una injerencia”, detalló.
Vidarte enfatiza que “en el Perú se ha utilizado el concepto de injerencia de manera muy informal, más como una herramienta política que realmente en términos jurídicos”. Para explicarlo mejor, brindó algunos ejemplos. Uno de los casos más conocidos como “injerencia” fue el de Evo Morales. Frente a esto, el internacionalista considera que “el hecho de que venga un personaje importante de otro país apoyar a otro candidato no era injerencia”.
Otro ejemplo es cuando el canciller Roncagliolo, durante el gobierno de Ollanta Humala, habló pidiendo tolerancia al gobierno de Venezuela por la situación que se vivía. Hasta pidió a la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) a hacer un comunicado sobre ello. Esa respuesta también fue catalogada como injerencia, sin embargo, “no lo era, porque (el canciller) estaba preocupado por lo que pasaba en Venezuela” y para ser injerencia falta el elemento de coacción, elemento que sí tenía el caso de Chávez, quien declaró que, si Alan García ganaba las elecciones de 2006, Chávez cortaría relaciones con el Perú. “Eso es un elemento coacción, donde claramente está tratando de condicionar una decisión que es completamente soberana del Perú y que no le competa a Venezuela”, finalizaron los ejemplos.
En esta pregunta se analizaron dos tuits del internacionalista Vidarte.
Tuit de Óscar Vidarte sobre las manifestaciones en Perú. Foto: @ovidartea
Tras la cita surge la siguiente interrogante: ¿Qué es eso peor que podría venir?
“Creo que puede ser mayor represión, más fallecidos (…) lo que yo veo es un proceso que no comenzó hace un mes o dos meses, sino hace algún tiempo atrás de mucha división en el país, que lo ha llevado a volverse un ingobernable, siete presidentes te lo ratifican. La gente está cansada, está aburrida, hay mucha fractura, hay mucha división, se pelean la familia, los amigos, la sociedad frente a los radicalismos (…) hemos entrado a lo que no había hace poco, a un nivel de violencia que se vuelve insostenible, se acusan uno entre otros. Este nivel de violencia puede aún escalar mucho más, si es que no se toman las medidas necesarias”, expresó.
Para concluir, se refirió a la Alianza del Pacífico (AP) y cómo complicaría las relaciones con países, como México, Colombia y Chile.
Tuit de Óscar Vidarte sobre Alianza del Pacífico. Foto: @ovidartea
“La dinámica política en la cual nos encontramos y su impacto internacional va a terminar afectando otros ámbitos de que tienen que generan mucho interés del Estado. La respuesta del Perú claramente ha debilitado la relación con países como México, no necesariamente por culpa de Colombia con Chile. Todo esto debilita nuestros vínculos, pero también pone en riesgo algunos intereses del Perú, como la Alianza del Pacífico, la cual es nuestra prioridad a en la región en la última década. La verdad es que, probablemente, debido a toda la coyuntura, se vea seriamente afectada. Con la coyuntura interna y su impacto internacional puede afectar en mayor o menor medida otros ámbitos del interés del Perú”, concluyó Vidarte.