Río de Janeiro. EFE.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva realizó este viernes su penúltimo esfuerzo para atraer el “voto útil” y derrotar al mandatario Jair Bolsonaro mañana domingo en la primera vuelta de las elecciones.
Visiblemente cansado tras participar la víspera en el último debate televisivo, el líder del Partido de los Trabajadores (PT), de 76 años, hizo el esprint final de su campaña y en menos de 12 horas viajó más de 1.500 kilómetros de avión para consolidar su favoritismo. Tras pasar por Río de Janeiro y Bahía, Lula se desplazó el mismo viernes hasta Ceará, la cuna política del candidato Ciro Gomes, su principal rival en el campo progresista y con quien se disputa una parte del electorado.
Sin pronunciar discursos, como indica la ley, el líder progresista encabezó una ruidosa marcha en Fortaleza, arropado por centenares de personas que bailaban canciones de ritmo animado, pero con letra de cuño político.
A unos 200 kilómetros de distancia, en la ciudad de Sobral, Gomes tenía previsto liderar una caravana junto a aliados. Con el 50% de los votos válidos, Lula busca parte de los apoyos de Ciro Gomes, su antiguo ministro y aspirante del Partido Democrático Laborista (PDT), el tercer ubicado con un 7% de las intenciones de voto.
Presionado nacional e internacionalmente, Gomes, quien fue ministro de Lula y no esconde su profundo rencor con el PT, ha reiterado que es víctima de una campaña “inmoral” en su contra para favorecer al antiguo sindicalista y ha condenado de forma vehemente el “voto útil”.
“Por más juego sucio que hagan, no me intimidarán. No huiré del verdadero embate democrático ni colaboraré con esa farsa”, dijo Gomes en sus redes sociales.
Por su parte, Lula expresó su confianza en poder liquidar la contienda electoral el domingo.
Lula, quien ya gobernó Brasil entre 2003 y 2010, alertó este viernes sobre una posible maniobra del líder de la ultraderecha brasileña en caso de que se confirme su derrota.
“Bolsonaro puede intentar crear confusión en la transición” de Gobierno, advirtió.