La influyente revista semanal estadounidense Time dedica este miércoles una larga entrevista de varias páginas al presidente chileno, Gabriel Boric, quien es además portada a toda página de esta edición, lo que puede considerarse un espaldarazo a solo cuatro días de que Chile vote en un crucial referendo el texto de una nueva constitución.
Boric reconoce que el “no” pude imponerse en el referéndum, lo que “sería legítimo”. Pero añade que tendrá que “continuar con el mandato del pueblo (porque) tenemos un consenso para una nueva constitución y sobre la necesidad de actualizar los fundamentos de nuestra sociedad”.
Sobre si un rechazo al texto propuesto significaría convocar una nueva Convención Constitucional, Boric fue claro: “Es lo que como Gobierno debemos hacer. El pueblo así lo ha decidido. Podemos estudiar los detalles, pero es el mandato primordial”, dice.
La entrevista, de tono amable —es presentado en portada como “La nueva guardia”— toca multitud de temas, incluido el de una supuesta vacilación a la hora de gobernar y de enfrentarse a cuestiones como los fondos de pensiones o la seguridad, ante lo que Boric se defiende y dice que sus responsabilidades como gobernante “son muy distintas a las que fueron en otros momentos”.
“Soy presidente de todos los chilenos, así que a veces tengo que hacer cosas que me disgustan. En política, cambiar de postura no es debilidad siempre que sea coherente con tus principios (...) Me preocupa más la gente que no cambia de opinión”, dice.
Sobre el conflicto mapuche, reitera que “el estado de emergencia no es la solución, (pero) tuvimos que aplicarlo porque los desafíos a la seguridad eran graves”. Y a continuación se muestra optimista y afirma que “la solución llegará a través del diálogo entre el pueblo mapuche y el estado chileno”, pese a la actitud de “algunos grupos, no representativos del pueblo mapuche, que están armados y no tienen interés en el diálogo”.
“Creo en la tradición liberal socialista, pero no en un estado que controla todo como el socialismo del siglo XX, que fracasó”, expresó Gabriel Boric. Foto: Revista Time
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La entrevistadora incide en sus ataques al neoliberalismo y quiere saber si se considera socialista, frente a lo cual Boric recuerda que su Gobierno “aspira a una forma de organización que vaya más allá del capitalismo”, porque las políticas neoliberales en Chile “redujeron al Estado a su mínima expresión y generaron un individualismo radical”.
“Creo en la tradición liberal socialista, pero no en un Estado que controla todo como el socialismo del siglo XX, que fracasó”, proclama Boric, que no rehúye al calificativo de izquierdista.
Sobre cómo esto se refleja a nivel continental, Boric también se explaya: cita como próximos al colombiano Gustavo Petro y al brasileño Lula da Silva, pero marca claras distancias con el nicaragüense Daniel Ortega: “Soy muy crítico con las tendencias autoritarias en la izquierda continental, y eso me ha costado muchas críticas”.
Eso no significa —precisa— que apoye la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela de los foros continentales, como propugna Estados Unidos, pues considera que “la exclusión no ha funcionado para corregir las cosas: si tenemos eventos multilaterales y solo van los que están de acuerdo, no tiene ningún sentido”, opina.
Sobre la relación de su Gobierno con las multinacionales mineras y del sector extractivo —vitales para Chile—, Boric aclara un punto fundamental: buscará estándares ambientales más estrictos, “pero vamos a respetar la ley, porque hay que generar certeza. No cambiamos las reglas sobre la marcha, a mitad del juego”.
Los materiales concretos que su Gobierno pretende regular de forma más estricta son el cobre —del que Chile es primer productor mundial—, el litio y el hidrógeno, y avanza alguna idea: “Hacer que la exportación de esas materias primas o energía esté condicionada a cambios de comportamientos de consumo en los países más desarrollados”.
La entrevista también entra en cuestiones personales y de estilo. Por ejemplo, Boric se refiere a su rechazo a la corbata porque “cada uno tiene su propio estilo”. Y recuerda cómo la imagen de la masculinidad ha ido cambiando a lo largo de los siglos: “Las corbatas para mí no tienen ningún sentido”.
Se refiere sin subterfugios a su internamiento en una ocasión por un trastorno obsesivo-compulsivo, y cree que hablar abiertamente de problemas psicológicos significa “romper algunos mitos”, como el que la salud mental significa debilidad.
Concluye Boric este retrato amable con una declaración de amor por la música y una exposición de sus variados gustos y estilos: desde Los Prisioneros a Charlie García o Ciro Rodríguez en el repertorio latinoamericano, para continuar con Bob Dylan, Pearl Jam, Nirvana, Metallica y Radiohead.