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Gabriel Gaspar: “Si gana el rechazo a la nueva Constitución, no está claro qué viene”

Entrevista al politólogo Gabriel Gaspar, quien comentó acerca de la situación política de Chile y el próximo plebiscito. ”No creo que este nuevo texto sea la cura contra el cáncer... como tampoco creo que sea el caos chavista...”.

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Gabriel Gaspar Tapia. Politólogo y diplomático chileno. Exembajador en Colombia y Cuba. Fue viceministro de las FF. AA.

Nacido en Arica y de ascendencia aymara, Gabriel Gaspar reconoce más su estirpe de sindicalista ferroviario que una tradición indigenista. Su militancia política con Salvador Allende lo obligó al exilio durante quince años en México, donde amplió su conocimiento social y político de la región. Estuvo de paso en Lima y conversó con LR sobre el plebiscito constitucional del próximo 4 de setiembre.

— Usted es un especialista en los conflictos que enfrentaron a nuestros países en la región, pero ahora comprobamos que los conflictos son internos...

Totalmente y responde a dos elementos estructurales: uno es la pandemia que nos encerró y nos hizo más provincianos. En Chile, por ejemplo, han surgido fórmulas fundamentalistas que han renacido con el debate constitucionalista. Dos, esa pandemia golpeó nuestras economías, incrementando la informalidad. Y cuando ya estábamos saliendo vino la guerra de Rusia y Ucrania que nos golpea de manera particular porque somos economías abiertas. Todo esto golpeó a un continente tan vulnerable como el nuestro. Todo esto ha incrementado la desigualdad. A eso súmale esta revolución tecnológica en las comunicaciones y en la digitalización que incentiva a una sociedad que ya no tiene mucha paciencia.

— Y con partidos políticos casi en extinción...

— A todo esto, tenemos un sistema político deslegitimado, sobre todo en lo que tiene que ver con las élites partidarias. En Chile fuimos la Corea del Norte del neoliberalismo. Todo era el mercado… entonces se ha generado un individualismo mayoritario y predominante. Ya no existe una sociedad con intereses asociativos, de conciliación.

— El nuevo texto constitucional reconoce avances en temas como el cambio climático, la paridad, la cuestión indígena, etc., pero la propia izquierda chilena reconoce que este texto bloquea el sistema político y no garantiza estabilidad...

— Esa es una buena discusión. Yo voy a votar “apruebo” porque considero que el mismo plebiscito que dio origen a todo esto votó en casi un 80% por una nueva Constitución. Es decir, desahució la vigente. En eso estoy con Michelle Bachelet o, como la canción de Pablo Milanés: “No es perfecta…”.

— “... Mas se acerca a lo que yo simplemente soñé”.

— Exacto. No creo que este nuevo texto sea la cura contra el cáncer y es cierto que tiene cosas corregibles. Como tampoco creo que sea el “caos chavista”. Está en el medio y espero que se imponga una versión más consensuada.

— Pero en las encuestas crece el rechazo a la nueva Constitución...

— Este proceso constituyente permitió emerger a una fracción importante –no mayoritaria-, pero sí importante de lo que en Chile llamamos “identitarios”: gente preocupada por su identidad particular y no por una nacional. Género, medioambiente, animalistas, indígenas… todo. En el proceso hubo excesos y protagonismo. Hubo actitudes criticables como negarse a cantar el himno nacional en la sesión inaugural...

— ¿Qué viene después del 4 de setiembre?

Si gana el apruebo, el actual Congreso tendría que aprobar unas treinta leyes transitorias porque hay un cronograma institucional de concreción del cronograma constitucional. Pero si gana el rechazo a la nueva Constitución, no queda claro qué viene. Algunos sectores han dicho que habría que iniciar un nuevo proceso constituyente pero, en mi opinión, en Chile hay una fatiga constituyente.

— El actual Congreso chileno acaba de facilitar la votación para cambios en la Constitución. ¿Esa es la mejor solución?

— Pero son para la actual Constitución y la mayoría ya no la quiere. Y tenemos una derecha que no quiere cambiar ni una línea. Entonces hay una legítima desconfianza. Yo confío en que se va a recuperar el voto por el “apruebo”. Porque lo más importante es que todos los partidos que apoyan al Gobierno concordaron un conjunto de reformas. Y si gana el “apruebo”, se van a dar esas reformas.